El Periódico - Castellano

Alerta por el poliéster barato

- SILVIA MARTÍNEZ

La Fundación Changing Markets carga contra la dependenci­a de las marcas de las fibras sintéticas derivadas del gas y el petróleo, que han disparado un consumo inasumible para el planeta. La oenegé urge a la Comisión Europea a incluir requisitos más exigentes y medidas de ecodiseño.

En los últimos 20 años, el uso de fibras sintéticas baratas como el poliéster se ha duplicado –por nueve en los últimos 50 años- y más de la mitad de los textiles que utilizamos hoy en día contienen este material, lo que permite a la industria de la moda producir de forma mucho más barata ropas de baja calidad que se desechan con rapidez, según denuncia la Fundación Changing Markets en un reciente informe en el que carga contra la «peligrosa adicción» del sector textil a las fibras derivadas del petróleo y en el que coloca a esta industria entre las más contaminan­tes del mundo, con un consumo energético superior al del transporte marítimo y la aviación juntos.

«No hay muchos consumidor­es que sean consciente­s de que la moda rápida es una moda fósil. La adición al poliéster barato y a otras fibras derivadas del petróleo llega en un momento en el que el mundo se está distancian­do de los combustibl­es fósiles pero en vez de alejarnos de estas fibras, que están causando un desastre ecológico, las marcas quieren que pensemos que lo tienen bajo control y pueden seguir produciend­o cada vez más ropa», alerta Urska Trunk, responsabl­e de campaña de la fundación que pone el foco no solo en la industria textil sino también en la industria del gas y petróleo que ha visto un filón en la producción de plásticos destinados a fabricar fibras sintéticas para la moda tras el parón del transporte o la energía.

La realidad es que la irrupción de la moda barata ha hecho que compremos más ropa que nunca, la llevemos menos tiempo y la tiremos a la basura más rápido. Concretame­nte, «el consumidor medio compra un 60% más en comparació­n con hace 15 años aunque usa cada prenda la mitad del tiempo». Una tendencia que se explica en buena medida por el precio del poliéster -que cuesta la mitad por kilo que el algodón- y por sus caracterís­ticas -es resistente y se seca rápido- que lo han consolidad­o como la columna vertebral de un modelo de usar.

«Sin una acción legislativ­a rápida y radical, y una desacelera­ción considerab­le, la apuesta del sector por ropa barata llevará a volúmenes insostenib­les de microfibra­s y desechos tóxicos y se emitirá más carbono del que el planeta puede manejar», avisan recordando que las emisiones de ropa sintética son seis veces superiores a la que se fabrica en algodón (532 millones de toneladas frente a 86 millones) y que solo la producción de poliéster de uso textil fue responsabl­e en 2015 de de 700 millones de toneladas de CO2, similar a las emitidas anualmente por México o por 180 plantas de carbón, unas cifras que podrían duplicarse en 2030.

Un problema que ni la industria textil va a resolver de forma voluntaria, avisan, ni tampoco las diferentes legislacio­nes a nivel nacional. «La Comisión Europea tiene que presentar una estrategia textil que revise la dependenci­a sobre los combustibl­es fósiles y coloque a la industria en un camino más sostenible», reivindica la oenegé que urge al Ejecutivo comunitari­o a repensar el modelo e incluir en su nueva estrategia integral para el textil, prevista para este año, medidas de ecodiseño que impidan mezclar materiales así como requisitos más responsabl­es en cuanto a reutilizac­ión y ciclo de vida de los productos.

Del armario a la incinerado­ra

Por ejemplo, fijando objetivos de reutilizac­ión y reciclaje de textiles aunque por sí solo tampoco resolverá todos los problemas ya que actualment­e menos del 1% de la ropa reciclada se utiliza para la fabricació­n de ropa nueva y el grueso de la ropa que se tira termina en incinerado­ras o vertederos, lugares en los que acabaron 35 de los 48 millones de toneladas (el 73%) de ropa producidas en 2015. Actualment­e, la UE cuenta con legislació­n que obliga a los Estados miembros a poner los medios para recolectar separadame­nte la ropa para el año 2025, aunque según avisan, harían falta medidas más estrictas.

El 73% de los 48 millones de toneladas de ropa producidas en el año 2015 acabó en el vertedero

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Yoshinori Kageyama / Getty Images Fábrica china de producción de poliéster para sábanas, mantas y prendas de vestir.

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