El Periódico - Castellano

Australia, menos ‘happy slam’

Nadal y Djokovic buscan en las aulas de Melbourne Park ganarse el doctorado, uno con el récord de Grand Slams (21) y el otro con la reválida del título. La pandemia ha convertido en pesadilla el torneo que mejor valoran los jugadores por cómo se sienten t

- JAUME PUJOL-GALCERAN

Este año Australia es menos happy slam. El curso no ha empezado bien para el tenis. Los jugadores han tenido que pasar una cuarentena de 14 días sin salir de los hoteles y con solo cinco horas al día para entrenarse en Melbourne Park, donde mañana comienza el primer Grand Slam de la temporada 2021. Si el año pasado los incendios que asolaron el país pusieron en peligro el torneo, en esta ocasión la pandemia del coronaviru­s ha hecho la vida de los tenistas menos agradable a su llegada.

La burbuja montada por las autoridade­s sanitarias del estado de Victoria ha obligado a un confinamie­nto a las 1.270 personas acreditada­s para el torneo, sin poder salir de sus hoteles más que cinco horas diarias los jugadores para entrenarse, menos 72 de ellos que han debido pasar la cuarentena en su habitación al haber estado en contacto con uno de los nueve positivos detectados en los 17 vuelos que los trasladaro­n a Melbourne.

Medidas estrictas que, por contra, permitirán la presencia de 30.000 aficionado­s diarios en las gradas, obligados a llevar mascarilla­s en las pistas cerradas.

Con todo a punto para abrir sus puertas en el Abierto de Australia, el último susto se lo llevaron el jueves 160 jugadores (de 507 personas) que fueron confinados de nuevo después de detectarse un positivo de un trabajador en el Gran Hyatt de Melbourne, uno de los tres hoteles en los que se albergan los tenistas. Todos tuvieron que pasar nuevas pruebas PCR y no pudieron salir hasta que se confirmó su negativo.

Preocupa la forma física

Una situación que no ha ayudado a preparar el torneo y pone en duda la forma física de todos para a afrontar los partidos. Rafael Nadal solo ha jugado la exhibición de Adelaida en la que ganó la semana pasada a Dominic Thiem (7-5, 64), pero debutará el martes ante el serbio Laszlo Djere (56º mundial) sin saber realmente si ya está bien de las molestias en la espalda que le obligaron a renunciar a jugar la ATP Cup, en la que España cayó ayer en semifinale­s ante Italia.

Nadal llega con el objetivo de ganar por segunda vez en Melbourne,

tras hacerlo en 2009. Una victoria que le permitiría encabezar el récord de Grand Slams con 21 títulos. Si Nadal no puede debutar con una sonrisa en Australia, su gran rival Novak Djokovic, sí parece más feliz. El número 1 mundial, defensor del título y ganador ocho veces en Melbourne, ha jugado y ganado dos partidos en la ATP Cup ante Dennis Shapovalov y Alexander Zverev, dos rivales del grupo de tenistas que aspiran desbancar al serbio o impedir el triunfo de Nadal.

En ese grupo privilegia­do de aspirantes a derrocar al Big Two y ganar el título aparecen en primera línea el austriaco Dominic

Thiem (número 3 mundial), campeón del pasado Abierto de EEUU y el ruso Daniil Medvedev (4), vencedor del último Masters. En una segunda fila, además de Zverev (7) entre los máximos favoritos en las apuestas estarían el griego Stefanos Tsitsipas (6 mundial) y el ruso Andrey Rublev (8).

El reto de Serena

Serena Williams también tiene un reto pendiente en Australia. La exnúmero 1 mundial busca su 24º Grand Slam, con el que igualaría a la australian­a Margaret Court. «Este récord está en mi mente cada vez que juego un Grand Slam, pero no me supone ninguna presión», ha asegurado la estadounid­ense, que logró su último Grand Slam en Melbourne (2017).

La corona femenina está muy abierta entre una decena de candidatas. Entre ellas está Garbiñe Muguruza, finalista el año pasado y que en la semana previa se ha mostrado a un gran nivel. A pesar de eso, la tenista hispanoven­ezolana huye de su condición de favorita. «He tenido una buena semana, pero todo puede cambiar. No me siento favorita al título en Australia», ha recalcado la actual número 15 mundial.

n«Parece que nos hemos cansado de ganar», había dicho Sarunas Jasikevici­us tras la derrota ante el Efes en Euroliga. Sus jugadores quisieron demostrarl­e que no era así y se rehicieron del traspiés con una exhibición en Bilbao, última estación antes de la Copa de Madrid.

Y eso que a los azulgranas les costó entrar en juego, pero tras una buena bronca del técnico lituano empezaron a desperezar­se antes de romper el choque en el tercer cuarto. La intensidad defensiva cimentó un parcial de 0-12 que rubricaría Bolmaro con un mate para situar una renta de 20 puntos de ventaja (46-66). Serios en defensa, en ataque los azulgranas dieron un poco de showtime, con una canasta de espaldas de Kuric y un par de mates más de Smits y Sergi Martínez antes de que Calathes cerrara un tercer acto de ensueño con un triple sobre la bocina (51-75).

Jasikevici­us, que ya había descartado ante el colista a Higgins, dio descanso a la mayoría de sus pilares en el último cuarto en el que acabaron anotando todos los barcelonis­tas.

Derrota manresana

Menos inspirado estuvo el BAXI Manresa que, después de gobernar el partido durante los tres primeros cuartos, se quedó sin gasolina ante el Gran Canaria (83-77).

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