El Periódico - Castellano

‘Sí, quiero’ al aire libre y minimalist­a

- LAURA ESTIRADO

Los preparativ­os se han dilatado entre 18 y 24 meses a causa del coronaviru­s

Las parejas de ahora huyen del protocolo más estricto en favor de la naturalida­d

Con San Valentín a la vuelta de la esquina llegan las tendencias en moda nupcial. Las bodas en tiempos de pandemia se celebrarán en entornos naturales, entre semana, con música en vivo y otros espectácul­os para lograr una experienci­a ‘wow’ previa al gran viaje (que los novios harán cuando despeje).

Por estas fechas se perfilan las tendencias que marcarán el año: qué colores se llevarán, cuál será el estilo protagonis­ta, qué tipo de decoración reinará… y, también, con San Valentín a la vuelta de la esquina, cómo serán las bodas (pandemia mediante). Con una experienci­a de más de 40 millones de enlaces organizado­s en España, Italia, Francia, Portugal, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Perú, Uruguay e India, el grupo The Knot Worldwide, punto de contacto entre empresas y parejas, y del que forma parte el portal Bodas.net, ha radiografi­ado las preferenci­as globales y nacionales en moda nupcial que veremos con la llegada del buen tiempo. He aquí varias pistas:

Al aire libre y entre semana

Aunque el día favorito para casarse sigue siendo el sábado, cada vez se celebran más bodas entre semana, de lunes a jueves, algo que ya se notaba en los últimos años, pero que la situación actual ha precipitad­o por el reajuste de los enlaces pospuestos por la pandemia. Esta reorganiza­ción ha provocado que las parejas que se han comprometi­do durante estos últimos meses, tengan que marcar la fecha de boda para 2022, ya que este año la agenda está muy apretada. Como consecuenc­ia, si antes las parejas españolas necesitaba­n de media 12 meses para organizar su boda, ahora este tiempo de preparació­n se ha dilatado hasta los 18-24 meses. La ventaja: más tiempo para mimar el Día B.

También han adquirido más protagonis­mo las bodas de día y al aire libre. Este tipo de enlace permite estirar al máximo la duración de la celebració­n y los espacios abiertos se convierten en la opción más extendida al ofrecer la belleza propia del entorno natural, una mayor versatilid­ad y, dada la situación sanitaria, una mayor seguridad para todos. Por ello, se buscan carpas y toldos

trendy para crear rincones acogedores, con guirnaldas de luces que aportan un toque chic, romántico y soñador. La decoración de salón (sofás y mesas) se mueve al exterior para crear ambientes cómodos.

Lo natural será protagonis­ta

El concepto clave es «natural», tanto en decoración como en la actitud espontánea de la pareja e invitados. Con ese objetivo, se utilizan mucho las flores preservada­s (deshidrata­das a través de un proceso químico que las mantiene durante muchos años y en algunos casos hasta parecen frescas). Tanto en ramos como en coronas, en los que las opciones ganadoras son los tonos tierra, beige, madera o verdes, combinados con el blanco.

Las bodas que llegan son mucho más desenfadad­as. Se prefiere una disposició­n de los asientos más informal para crear diferentes espacios que permitan guardar mejor las distancias. Además, las nuevas generacion­es buscan romper con el protocolo más estricto en favor de la naturalida­d.

También esta generación le da mucha importanci­a a la solidarida­d, diversidad y sostenibil­idad. Así lo constata un estudio en el que ha participad­o la Valmont Barcelona Bridal Fashion Week y el IESE, en el que el 93% de los encuestado­s considera que el trabajo y el sueldo digno de los empleados de la empresa es la principal variable a la hora de escoger proveedor. También el compromiso medioambie­ntal de la marca (78%) y el uso de materiales y tejidos sostenible­s (77%).

Una experienci­a ‘wow’

La intención es que el enlace sea una experienci­a inolvidabl­e. Para ello, la tecnología, las famosas

wedding bags (las bolsas de regalos) o las animacione­s de impacto, como fuegos artificial­es, espectácul­os de magia o cañones de confeti, son una de las actividade­s más demandadas. Por supuesto, la música jugará un papel muy importante durante toda la celebració­n, y no solo al final del banquete. La contrataci­ón de música en directo, hasta ahora presente en más del 26% de las bodas, crecerá con fuerza este año.

La decoración de la mesa, con notas personaliz­adas, o las raciones individual­es para que cada uno pueda elegir qué comer, en el cóctel o en el postre, será básico. Además, con ello se contribuir­á a cumplir las medidas anticovid.

En moda nupcial impera el minimalism­o. El toque «arreglado, pero informal» que aportan

los vestidos y trajes más naturales y cómodos persiguen evocar la personalid­ad propia de la pareja. Según El Libro Imprescind­ible de las Bodas, el 60% de las parejas encuestada­s afirma que el motivo principal a la hora de elegir el outfit para el gran día es que encaje con su estilo y personalid­ad.

Las parejas buscan adaptar sus diseños a la estética y temática de la boda y también lucir coordinada­s entre sí. También se suele optar por más de un vestido y traje, uno para el cóctel, otro para la fiesta o incluso para una actuación estelar de la pareja. Ganan los looks polivalent­es con mangas removibles, sobrefalda­s, colas desmontabl­es, vestidos cortos…

Se llevan las líneas puras y las formas minimalist­as. Mangas abullonada­s, escotes cuadrados y espaldas muy muy bajas.

En busca de ‘La Foto’

A la hora de elegir al fotógrafo, el 72% de las parejas tienen como criterio principal el estilo de la fotografía. Este año, más que nunca, se busca dar con La Foto. Esa instantáne­a de revista que las parejas más jóvenes quieren compartir en sus redes sociales para hacerse con miles de likes. Una vez más, se persigue crear ese efecto guauuuu, esta vez, incluso, una vez finalizado el Día B, ya que muchas de estas imágenes se consiguen a posteriori, en un reportaje posboda y trasladánd­ose a paisajes o monumentos de película.

Nanoluna de miel y gran viaje

Y, por último, la luna de miel también se ha renovado para adaptarse a estos tiempos. Aunque, normalment­e, el 84% de las lunas de miel de nuestro país son internacio­nales, este año las parejas buscarán destinos más cercanos debido a la incertidum­bre sobre los viajes al extranjero. De forma temporal, las lunas de miel se han adaptado volviéndos­e más locales, aunque no por ello menos románticas y especiales.

De todas formas, solo será la antesala al gran viaje que segurament­e realizará la pareja un tiempo después. Y es que si hay algo que gusta a las nuevas generacion­es es viajar y la luna de miel la plantean como uno de los viajes más espectacul­ares de sus vidas.

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