Tricicle se queda y Jubany se cabrea
El trío cómico prepara la exposición homenaje por su adiós en el Palau Robert, con Juli Capella de comisario. Contará con un documental de Poldo Pomés y una parte interactiva.
A Tricicle le pilló el confinamiento a 10 días de su última función. La última de todas. Lo tenían todo preparado para salir por la puerta grande y después de 40 años juntos dedicarse cada uno a sus cosas. Pronto hará un año y no hay pistas sobre su regreso… Mientras, Carles Sans es el único que sigue ejerciendo de actor. Por fin se ha sacado de encima a Joan y Paco y en su espectáculo Per fi sol no solo actúa en solitario, sino que también habla. Y habla tanto en un excelente y divertido monólogo sobre su trayectoria profesional que pronto podrán ver y oír en Cornellà o en Andorra y a finales de año estrenará en Barcelona.
A Joan Gràcia actualmente es más fácil encontrarle en un aeropuerto que en un teatro. Desde hace años es el director artístico del Lío de Ibiza, uno de los restaurantes cabaret más exitosos del mundo, y ahora le han encargado organizar un espectáculo similar en Londres, en Mikonos y en Cerdeña. Por su parte, Paco Mir vive en Sevilla y continúa tan activo como siempre en su labor de dibujante o director teatral.
Los tres, que ahora se ven mucho menos, estuvieron el lunes en un viejo almacén que tienen en Esparreguera ultimando los detalles de la exposición sobre Tricicle que se inaugurará en mayo en el Palau Robert. El comisario responsable es Juli Capella. El arquitecto, diseñador y columnista que vive como nadie cada proyecto en el que se involucra. «No será una exposición solo de fotos, habrá parte del material utilizado en sus obras, un documental que ha realizado Poldo Pomés y una parte interactiva», me explica Capella. En fin, que se quedan, que Tricicle no se irá nunca.
Por cierto, de Juli Capella les hablaré otro día. En la actualidad está montando dos restaurantes al chef José Andrés. Uno en Chicago y otro en Dubai, pero si hay uno que no pueden perderse, el día que nos dejen viajar, es el Mercado Little Spain que Andrés tiene en Nueva York junto a los hermanos Adrià. Espectacular.
Trabajar como en Andorra
Hablando de restaurantes, el lunes estaba invitado a comer en el Petit Comité de Nandu Jubany en el pasaje de la Concepció. Minutos antes de las dos, un wasap que me indica que lo cambiamos por el Tragaluz que está unos metros más cerca del paseo de Gracia. Resulta que a Jubany no le salen los números y se ha visto obligado a bajar la persiana y dejar a 20 empleados a merced del erte. Jubany estaba abatido, hundido y cabreado. Nunca había visto tan cabreado a Nandu. Es normal. Solo pide que le dejen trabajar como hacen en Andorra. Allí, en Soldeu, está triunfando en el espacio gastronómico Diamant.
Cambios en el Grupo Tragaluz
Por cierto, desde el pasado mes de agosto dos terceras partes del Grupo Tragaluz pertenecen a la firma de capital riesgo Miura Private Equilty que preside Luis Seguí. El resto sigue en manos del cofundador, Tomás Tarruella, y de su madre, Rosa Esteva. El único que continúa en propiedad exclusiva de Rosa es El Mordisco que fue el primero de todos.
Miura pagó alrededor de 50 millones de euros para adquirir el grupo Tragaluz y la sociedad restauradora En Compañía de Lobos. Los vendedores salieron contentos, pero habrá que ver si a los actuales gestores les cuadran los números. El covid y las estrictas medidas impuestas por el Govern de la Generalitat, con la última flexibilización de horarios incluida, han dejado el sector muy tocado. ¡¡¡Ahh!!! Tras esta operación se constituyó una nueva sociedad de la que forma parte Gerard Piqué dado que era copropietario de uno de los restaurantes del grupo.
Pues eso, que este lunes el Tragaluz parecía más un centro de
networking que un restaurante tradicional. En un rincón, el propio Lluís Seguí, de Miura, parecía negociar con dos comensales una nueva compra. En otra mesa, Marc Murtra con su socio de Crea Inversion, Marcel Prunera, y en el piso superior, a toda prisa, el presidente del Cercle d’Economia, Javier Faus, repasaba la agenda junto a su director de comunicación, Gerard Guiu. Al final todos se saludaron.
El abatido chef se ha visto obligado a bajar la persiana de su restaurante Petit Comité y los 20 empleados han quedado a merced de un erte