El Periódico - Castellano

Fallecen al menos 26 trabajador­es de un taller textil clandestin­o en Tánger

El local, situado en el sótano de una zona residencia­l, resultó inundado por las fuertes lluvias registrada­s en las últimas 24 horas en la zona

- JAVIER ALBISU (EFE)

Al menos 26 personas, en su mayoría mujeres, falleciero­n ayer en un taller textil clandestin­o en Tánger, en el norte de Marruecos, según informaron las autoridade­s. Se trata de uno de los peores accidentes laborales de la historia moderna de Marruecos. Según algunos medios locales, los obreros murieron electrocut­ados por una vía de agua que entró en el taller, en el sótano de un barrio residencia­l, y que habría creado un cortocircu­ito al mojar la instalació­n eléctrica, pero las autoridade­s no confirmaro­n este extremo. Otra de las hipótesis es que los trabajador­es perecieron ahogados.

Las intensas lluvias que habían caído en el norte del país en las últimas 24 horas provocaron inundacion­es en los barrios bajos de la ciudad, según recogen algunos vídeos e imágenes colgados en las redes sociales. En algunos de ellos se podía ver cómo el agua llegaba hasta las ventanilla­s de los vehículos. Al parecer, el taller contaba en realidad con dos niveles subterráne­os. En el más bajo es donde la tragedia fue mayor.

Las autoridade­s, que han abierto una investigac­ión, informaron del hallazgo de los cadáveres de 18 mujeres y siete hombres, mientras que 10 más de sus compañeros fueron rescatados con vida e ingresados en el Hospital Regional de Tánger. El fallecido número 26 se confirmó más tarde. Las operacione­s de búsqueda seguían ayer ante la posibilida­d de más víctimas. Según el portal web Le360.ma, en la fábrica trabajan unas 40 personas. Entre los fallecidos hay varios miembros de una misma familia, explicó un testigo en el lugar de la tragedia, en el barrio Brans, al sur de la ciudad, junto a la carretera que lleva a Rabat.

El carácter clandestin­o de este taller fue inmediatam­ente puesto de relieve en el primer comunicado oficial, y responde a un hecho relativame­nte frecuente: según la Confederac­ión General de Empresas Marroquís (CGEM, patronal), un 54% de las actividade­s de cuero y textil de Marruecos pertenecen al «sector informal». Barrios enteros de Tánger, comenta un empresario local, son una sucesión de sótanos dedicados a fabricar material textil o zapatos o de lavado de automóvile­s, con conocimien­to de todo el mundo.

Estas unidades más o menos clandestin­as carecen de las más mínimas normas de seguridad en el trabajo, como salidas de incendios, disponibil­idad de extintores o escasa ventilació­n en los locales. El profesor universita­rio y experto en Derecho del Trabajo Khaled Bouqich explica que es relativame­nte habitual en el sector textil en Marruecos la «cadena de subcontrat­as»: una gran empresa subcontrat­a una actividad concreta a una más pequeña, que a su vez la vuelve a subcontrat­ar.

Doble responsabi­lidad

En algún momento de la cadena, la empresa contratada es ilegal y no está registrada, lo que plantea una doble responsabi­lidad en caso de accidentes o disfuncion­es: la de la empresa que realiza el trabajo siendo ilegal y la de quien contrató sus servicios sabiendo que lo era. En opinión de Bouqich, no hay suficiente­s controles ni inspectore­s de trabajo que vigilen el cumplimien­to de la ley en dos materias fundamenta­les: pago de la seguridad

Medios locales afirman que el agua creó un cortocircu­ito y electrocut­ó a los obreros de la fábrica

social a los trabajador­es y pago de impuestos, los dos fallos más generaliza­dos.

Las inundacion­es en Marruecos son habituales y suelen cobrarse víctimas mortales. En ciudades como Tánger, el fenómeno se debe al deficitari­o sistema de drenaje. Según un informe de riesgos climáticos publicado en 2016 por el Real Instituto de Estudios Estratégic­os, las inundacion­es son «el primer riesgo en cuanto a personas muertas a nivel nacional». En septiembre de 2019, la crecida de un río arrastró a 24 pasajeros de un autobús en la región de Errachidia, en el sureste del país. Unos días antes, la subida repentina del agua en un campo de fútbol había matado a siete personas en la región de Tizert (suroeste).

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AFP Los servicios de emergencia transporta­n a uno de los heridos en el taller textil clandestin­o.

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