La unión del imperio romano
POLÍTICA
Se habla mucho de que vivimos en un mundo globalizado y es cierto, ya que gracias a internet estamos en continuo contacto, y también a las modernas infraestructuras que hacen que podamos transportarnos tanto nosotros como las mercancías en muy poco tiempo y a leyes como la del espacio Schengen, donde los ciudadanos se pueden mover libremente por un determinado territorio. Eso sí, hay algunos inconvenientes, puesto que no todos hablamos la misma lengua (o no de manera fluida), no podemos acceder a algunos países o existen controles de aduanas donde se encarecen los precios.
Sin embargo, durante el Imperio romano existió una importantísima red de comunicación de calzadas que conectaba con todos los puntos y no existían restricciones para pasar de una ciudad a otra. Un punto fundamental es que ley era la misma para todos, tanto si vivías en la propia Roma como en Córdoba (mientras tuvieses el rango de ciudadano romano, claro). La lengua oficial en todo el Imperio era el latín, el sistema monetario era el mismo, como las construcciones y la religión. En definitiva, una misma cultura que se expandía y que todos absorbían, y eso daba lugar a que todos los ciudadanos se sintieran parte de un proyecto conjunto. Fue un proceso de unificación que, como podemos ver, les sirvió durante muchos siglos, cosa que, hoy en día, por ejemplo Europa no es capaz de conseguir, porque, como ya pasó con la caída del Imperio, son esos pequeños nacionalismos y poderes locales los que buscan la confrontación y la desunión con el resto para tener protagonismo. Si Europa se librara de esa lacra y buscase un ideal donde los ciudadanos nos sintiésemos unidos por una misma causa, encontraría la verdadera globalización, como ya hicieran los romanos.