André Ventura
PRESIDENTE DEL PARTIDO CHEGA
La ultraderecha portuguesa ha intensificado su discurso contra los gitanos acusándoles de saltarse las normas anticovid –llegó incluso a proponer su confinamiento– y de no trabajar. Mensaje muy peligroso.
En el ventanal de la asociación Techari hay colgadas tres banderas que apenas permiten ver desde la calle lo que hay en el interior: la portuguesa, la de las Naciones Unidas y la gitana. «Yo fui de los primeros en traer nuestra bandera a Portugal», dice con orgullo José Fernandes, el presidente de la asociación y destacado miembro de la comunidad gitana en el municipio de Loures, a las afueras de Lisboa. En esta misma localidad de clase trabajadora, el actual líder del partido ultraderechista Chega, André Ventura, fue concejal entre 2017 y 2018. El arma electoral que usó entonces fue la misma que ahora: el discurso beligerante contra la comunidad gitana, a la que acusa de vivir a costa del resto de portugueses.
En el interior del local el mobiliario es austero. Es aquí donde Fernandes trata de combatir, desde hace poco más de un año, la discriminación histórica que sufre su comunidad y que, ahora, corre el peligro de expandirse. «Ventura nos acusa de vivir de los subsidios y de no querer trabajar, pero lo cierto es que no nos dan la oportunidad. Es muy difícil para un gitano obtener un empleo», lamenta Fernandes, quien asegura que el estigma obliga a muchas personas a ocultar su origen para acceder a trabajos cualificados.
La elevada tasa de desempleo entre la población gitana, sin embargo, puede llevar a engaño, según la socióloga Manuela Mendes, investigadora del Instituto Universitario de Lisboa y coautora del último estudio nacional sobre los gitanos en Portugal. «En nuestro estudio comprobamos que un porcentaje importante de personas gitanas trabajan por cuenta propia y muchas veces fuera del mercado formal», asegura Mendes para desmentir las acusaciones del líder de ultraderecha.
Discriminación y acoso
La situación excepcional generada por la pandemia también ha servido a la extrema derecha para estigmatizar a la población gitana. Ventura llegó a plantear en plena primera ola la aprobación de un plan específico para confinar a la población gitana, a la que acusó de saltarse las normas. El líder ultra propuso, entre otras medidas, aumentar la presencia policial en los barrios de mayoría gitana y la realización de estudios para determinar con mayor precisión la composición, cuantificación y localización de las comunidades gitanas en Portugal.
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