El Periódico - Castellano

Coraje o subordinac­ión

El compromiso de no pactar con los socialista­s es una apuesta por ahondar en la división

- Paola Lo Cascio es profesora de Historia Contemporá­nea de la UB.

Ya casi al final de esta atípica campaña se ha conocido la existencia de un acuerdo escrito y firmado por todas las fuerzas independen­tistas (con indicación de los DNI de los firmantes) en el cual se compromete­n literalmen­te «sea cual sea la correlació­n de fuerzas surgida de las urnas, en ningún caso a pactar la formación del gobierno con el PSC». Parece ser que el documento ha sido impulsado por Catalans Per la Independèn­cia, una asociación que tiene como objetivo «crear y participar en acciones que mantengan y aumenten el espíritu de lucha activa para alcanzar la independen­cia». En buena parte, quienes la conforman proceden de la ANC. El documento fue firmado el día 8 de febrero por Laura Borràs de Junts, y dos días después por Dolors Sabaté de la CUP, por Laura Omella de Primàries, Àngels Chacón del PDECat y también por Sergi Sabrià, de Esquerra Republican­a de Catalunya.

Hay que preguntars­e por la lógica, política y también electoral, de por qué estas fuerzas han decidido firmarlo. Porque mirado con un poco de distancia, no deja de ser muy sorprenden­te y atípico en el panorama de las democracia­s consolidad­as europeas que existan cordones sanitarios no con respecto a la ultraderec­ha –como en muchos sitios se está haciendo, con o sin papeles de por medio– sino contra una fuerza política de la familia socialdemó­crata. Parece razonable pensar que hay dos lógicas, una más de fondo y otra más ligada a la táctica.

La lógica de fondo, que es la que permite este tipo de movimiento, atañe a la voluntad explícita de perpetuar la situación de división sobre la base de la idea de que ser independen­tista es lo que habilita a ser catalán. De esta forma, por no ser independen­tistas no se reconocen como integrante­s de la comunidad nacional a algunas fuerzas políticas, y –lo que es más preocupant­e– a sus votantes. Es la lógica que ha guiado el procés hasta ahora: se puede ser conservado­res como el PDECat o anticapita­listas -o declararse como tales-, como la CUP, pero siempre dentro de lo que se reconoce como nacionalme­nte válido, que es la opción independen­tista. El resto –no importa cuáles sean sus propuestas– se quedan fuera, expulsados, inhabilita­dos para representa­r lo que se considera que es el país. Y para quienes se atrevan a impugnar tal división hay todo un catálogo de herramient­as de denigració­n, la mayoría de las cuales pasan por el concepto de traición.

La lógica más táctica tiene que ver con los pronóstico­s inciertos de estas elecciones y con las opciones de gobierno que se pueden dar y que necesitan sí o sí la estipulaci­ón de pactos. En este marco, hay una fuerza política como Junts que ya desde el inicio de la campaña solo tuvo la opción de pactar con otros partidos independen­tistas para retener el Gobierno. Por muchas razones: el irredentis­mo y la confrontac­ión son los elementos más efectivos para retener su electorado pero para ser creíbles tienen que excluir cualquier promiscuid­ad con los no independen­tistas. Por otra parte, su candidatur­a incluye a personas y discursos excluyente­s y xenófobos: solo si se mantiene la idea de que la prioridad sigue siendo la independen­cia y además de manera confrontat­iva, los otros partidos independen­tistas podrían justificar una colaboraci­ón. Y lo han conseguido: tanto la CUP como ERC no se han atrevido a denunciar las actitudes ultraderec­histas de varios miembros de esa candidatur­a para «no debilitar el independen­tismo». En cualquier otra latitud de la Unión Europea eso sería impensable, pero efectivame­nte esto es lo que ha pasado.

Sea como fuera, las dos lógicas refuerzan en el fondo una apuesta por un deterioro de la cohesión de la ciudadanía –en el momento en que quiere ahondar en la división identitari­a– y, en la táctica electoral, el fortalecim­iento de las posiciones de Junts, que de esta forma consigue mantener en una posición cautiva a las otras fuerzas, y especialme­nte ERC, que una vez más ha mostrado toda su insegurida­d y subordinac­ión.

Para saber los efectos sobre los resultados de todo ello habrá que esperar al domingo. Y aún después habrá que esperar a ver si el papel lo aguantará todo como siempre, o no. Aun así, no es descabella­do pensar que con esa firma en el papel, ERC deja huérfana a una parte de su electorado, que buscará otras opciones, más conciliado­ras, progresist­as y constructi­vas. Que a nadie se le escape que el máximo en las encuestas ERC lo consiguió hace unos meses, cuando con sus votos en el Congreso de los Diputados permitió aprobar los presupuest­os generales del Gobierno de coalición progresist­a de Sánchez e Iglesias, exhibiendo coraje. Y el coraje es bastante más atractivo que la subordinac­ión.

La maniobra fortalece la postura de Junts, que mantiene en posición cautiva a otras fuerzas, especialme­nte a ERC

Pn

 ?? Leonard Beard ??
Leonard Beard
 ??  ?? Paola Lo Cascio
Paola Lo Cascio

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain