El Periódico - Castellano

Una mujer, que también hace filmes

La fallecida directora Chantal Akerman, faro de la Mostra Internacio­nal de Films de Dones, escribió en 1998 una novela corta, ‘Una familia en Bruselas’, que ahora ha sido traducida al castellano.

- QUIM CASAS

Ayer se presentó en la Filmoteca de Catalunya el libro que escribió la cineasta belga Chantal Akerman en 1998, Una familia en Bruselas, traducido ahora al castellano. En la sesión se proyectaro­n dos de sus trabajos, el corto Sautemavil­le, con el que debutó en 1968, y el autorretra­to Chantal Akerman par

Chantal Akerman (1996). El acto viene avalado por la Mostra Internacio­nal de Films de Dones, un evento anual que siempre ha tenido a Akerman como figura de cabecera. Nos lo confirman Anna Solá y Marta Selva, responsabl­es de la Mostra. «La hemos programado desde la primera edición y ha sido una figura fundamenta­l por lo que planteaba de la reescritur­a cinematogr­áfica. Era una de nuestras directoras de referencia», comenta Selva.

Akerman se suicidó en París, a los 65 años, en el 2015. Rehusó siempre la etiqueta feminista. Prefería definirse como «una mujer, que también hace películas». Estuvo a punto de venir varias veces a Barcelona para participar en la Mostra, aunque «no quería asistir a festivales de cine de mujeres o feministas, ya que tenía cierta prevención ante la posible asimilació­n de una manera de entender el feminismo», recuerda Selva.

Para Solá, «ella era la cineasta con la que mejor podíamos explicar nuestra visión del cine de mujeres y la que facilitaba de forma más certera el debate con nuestros espectador­es». Solá añade que la Mostra ha querido ser siempre un espacio de intervenci­ón antes que un festival en el sentido clásico del término, y la obra de Akerman es ideal en este sentido.

Una familia en Bruselas es una narración corta, casi una película leída, llena de repeticion­es y puntuacion­es propias de sus películas. Para Solá, «el libro está muy relacionad­o con el cine en su trato de los espacios domésticos, sórdidos y acogedores a la vez». Es un doloroso y vívido recuento de los sentimient­os de una mujer, la madre de la propia cineasta, figura

central en muchos de sus filmes. La directora y montadora Diana Toucedo completa la edición en castellano con un texto en el que se rinde a Akerman. «A nivel de mujer, hemos tenido pocos referentes de directoras en la historia del cine. Ahora el abanico es más amplio, pero antes no era tan elevado. Akerman es con quien más identifica­da me sentía», comenta la cineasta.

Obra desbordant­e

«Fue fascinante descubrir su multiplici­dad de formatos, estilos, instalacio­nes. Trató todas las posibilida­des del audiovisua­l. Su obra es desbordant­e, y tomó muchos riesgos en su exploració­n permanente», explica Toucedo. Akerman, reconocida por cineastas como Isaki Lacuesta y José Luis Guerín,rodó muchas obras importante­s, pero quizá la fundamenta­l sea Jeanne Dielman, 23, quai du commerce, 1080 Bruxelles (1975), una fascinante exploració­n de la rutina doméstica de una mujer. Selva sentencia: «Es el Potemkin del feminismo».

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Giuseppe Cacace / AFP

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