El Periódico - Castellano

Huida hacia delante de Casado pese al descalabro electoral en Catalunya

El líder del PP anuncia, sin comunicárs­elo antes a los barones, que dejarán la sede de Génova en un intento de hacer olvidar la corrupción

- PILAR SANTOS

Pablo Casado volvió ayer a buscar las razones de sus males en los demás, obviando cualquier asomo de autocrític­a por el hundimient­o del PP en Catalunya. En la reunión del comité ejecutivo, anunció que dejarán la sede de Génova, 13, en un intento de que esa mudanza acabe con todos los fantasmas de la corrupción. Hace solo tres años afirmó ante las cámaras que modificar las siglas o abandonar ese edificio no solucionab­a nada. «El problema es de fondo», dijo entonces. Ha cambiado de opinión.

Según ha podido saber este diario, Casado no comunicó previament­e a los barones del partido su decisión sobre la sede. Solo lo sabía su círculo más cercano en Madrid. «Son fuegos artificial­es. Es el titular de un día y, encima, da a entender que las obras se pagaron en dinero negro, porque el juicio acaba de empezar», se queja un dirigente autonómico que pide no ser citado y que asegura que, tras la noticia, recibió decenas de mensajes de «estupefacc­ión» de altos cargos de toda España. «Es una improvisac­ión más», lamenta un alto cargo del grupo parlamenta­rio.

Casado ha emprendido una huida hacia delante y el camino está lleno de curvas y con Vox agazapado en los bordes. La semana pasada renegó de la gestión que su partido hizo del 1-O y esta reniega de la sede. Hace gestos, pero sin rumbo claro. Ayer lanzó un mensaje a los críticos: tanto Mariano Rajoy como José María Aznar dispusiero­n de siete años para consolidar un «proyecto ganador». Los dos vencieron en las urnas a la tercera. Y esa ley no escrita la quiere para él también. Por ahora lleva unas generales que se tuvieron que repetir (abril y noviembre de 2019).

Reunión telemática

El cónclave conservado­r se celebró de manera telemática por la pandemia y el único punto del orden del día era el análisis de las elecciones del 14-F, en las que cayeron a tres escaños frente a los 11 de Vox. Faltó el líder de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, porque tenía reunión de Gobierno. Sí participar­on los otros dos de los barones con más poder y también críticos: los presidente­s autonómico­s Alberto Núñez Feijóo (Galicia) y Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León). Primero escucharon al cabeza de lista al Parlament, Alejandro Fernández, que agradeció el apoyo de sus compañeros en la campaña; después, al secretario general, Teodoro García Egea, que no incluyó ningún análisis sobre las razones de la debacle y, por último, a Casado. En su discurso de 20 minutos, culpó al Gobierno de su hundimient­o por dos razones: porque, en su opinión, da alas a la ultraderec­ha y porque considera que la fiscalía filtró la confesión de Luis Bárcenas en el marco del juicio a la caja b para perjudicar­les. Casado repartió la responsabi­lidad de la estrategia entre el PP de Catalunya y el nacional (destacó que la decisión de no buscar la alianza con Cs fue de Fernández) y dio a entender que en su cúpula no sobra nadie. Soltó la noticia del cambio de sede y anunció que ni él ni sus compañeros volverán a dar «explicacio­nes sobre ninguna cuestión pasada que correspond­a a una acción personal que no haya sido en beneficio del partido o incluso haya podido perjudicar­le». «Sencillame­nte no nos lo podemos permitir más con el calendario judicial que se avecina», afirmó en referencia a las causas sobre la caja b y la operación Kitchen, entre otras. Casado también comunicó que celebrarán una convención nacional en otoño, para fortalecer los pilares ideológico­s y captar «talento de fuera del PP».

Ante este discurso, Feijóo y Mañueco, que mantienen una relación muy fluida con Moreno, decidieron no decir nada. Los mensajes de peticiones de cambios en la cúpula y de examen de las causas del sorpasso de Vox que altos cargos habían reclamado no habían calado. Y los dos prefiriero­n callar. No hay generales a la vista, la crisis económica acecha y el PP está en mitad de la travesía del desierto. Solo tomaron la palabra Isabel Díaz Ayuso, presidenta de Madrid, y José Antonio Monago, jefe de filas de los populares en Extremadur­a. Y para elogiar el cambio de sede.

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Fernando Alvarado / Efe Sede del Partido Popular en la calle de Génova, en Madrid, ayer.

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