Los ministros de Draghi se enfrentan por el esquí antes de ser confirmados
La suspensión de la apertura de estaciones confronta a los responsables de Sanidad y de Turismo El Gobierno aún debe pasar el examen del Parlamento
El Ejecutivo de Mario Draghi tiene solo ocho mujeres ministras en un Gabinete de 23 carteras, la variante inglesa del covid ya es más de un tercio de los contagios (y hasta el 59% en algunas áreas), hay zonas donde los colegios están cerrados y preocupación por la debacle económica. Pero lo que ha generado la mayor tensión pública en Italia, y se ha convertido en la primera piedra en el zapato de Draghi, es la decisión de bloquear la reapertura de las estaciones de esquí.
El guion ha sido el habitual en la dialéctica entre partidos opuestos, salvo que en este caso los representantes de las formaciones enfrentadas forman parte de la misma coalición que, además, aún está a la espera de recibir el visto bueno del Parlamento. Dos ministros fueron los principales protagonistas de la contienda. Massimo Garavaglia, de la ultraderechista Liga y nuevo ministro de Turismo, quien acusó al ministro de Sanidad y firmante de la ordenanza, el izquierdista Roberto Speranza, de haber «faltado al respeto a los trabajadores de la montaña».
Oídos sordos
La decisión de suspender la reapertura de las instalaciones de esquí hasta el 5 de marzo se tomó tan solo 24 horas antes de la reapertura prevista el lunes, lo que fue justificado por la alta circulación de la variante inglesa y con que decisiones similares han sido tomadas por Francia y Alemania. El resultado, la ira de muchos administradores y operadores turísticos de las regiones del norte, donde la Liga tiene su feudo. Según ellos, el daño estimado por la decisión de posponer la actividad sería de 400 millones de euros, por lo que piden sustanciales indemnizaciones.
Otros llegaron a hacer oídos sordos a la medida de Speranza. Es el caso, por ejemplo, de una estación de esquí en la Piana di Vigezzo, en la región de Piamonte, que abrió a pesar del veto. El gesto sigue al de algunos propietarios de restaurantes que en las últimas semanas han retomado la actividad a pesar de estar en zonas consideradas de alto contagio. Algo que ha llevado a varios virólogos a insistir en que la situación aún es grave. «Mi planta está llena de pacientes infectados por las variantes. Pronto tendremos problemas graves», dijo el doctor Massimo Galli, del hospital Sacco de Milán.
Críticas
La trifulca ha dejado en segundo plano otras críticas que, sin embargo, también salpicaron al nuevo primer ministro. Como su decisión de nombrar al ultracatólico Carlo Deodato jefe de la oficina de Asuntos Jurídicos de presidencia, un puesto que lo coloca en
Reproches al dirigente por poner al frente del funcionariado a un ultracatólico crítico con el matrimonio gay
la cima de la pirámide jerárquica del funcionariado público del país. El motivo es que Deodato se mostró en el pasado contrario a los matrimonios entre personas del mismo género.
«Es simpatizante de Comunión y Liberación y de las Sentinelle in Piedi [un movimiento considerado homófobo y que ha sido vinculado con ambientes de la derecha católica]», dijo de él el periodista Simone Alliva. «¿Esto nos lo pide la UE?», criticó la escritora Michela Murgia.