Cerrar un negocio cuesta muy poco

Las escuelas de formación privada de Catalunya hace más de cinco meses que tienen las persianas bajadas. Pese al daño que nos ha causado, tengo la necesidad de hablar de nuestra situación en cuanto a conciencia. A menudo hablamos del covid con cifras, porcentajes y términos médicos que todos ya hemos aprendido de memoria, pero todos sabemos que va mucho más allá de las palabras técnicas. Ha sido y es un gran movimiento social que ha removido conciencias.

Cerrar un negocio cuesta muy poco. Volver a abrir todo el mundo sabe que no es tarea fácil. Esta necesidad de supervivencia ha creado esta conciencia de colectivo que ha conseguido que nuestro sector se haya unido en bloque como nunca antes lo habíamos hecho y que luchemos con unión y fuerza para poder volver a abrir presencialmente. Sin embargo, nosotros no estaríamos todavía en el escenario empresarial de nuestro país sin la conciencia social de nuestros alumnos, de sus familias, de la enorme responsabilidad de las familias hacia nosotros y la educación. Ellos son, sin lugar a dudas, el motor de nuestros negocios y los grandes héroes y heroínas de nuestra historia.

Continúo reflexionando y me sale, de rebote, la conciencia política que representan ustedes, los políticos, que han sido elegidos democráticamente por el pueblo, pero sin pensar que les tocaría gestionar uno de los momentos sociales y sanitarios más complicados de la historia moderna. Sabemos que luchan cada día para frenar la pandemia, que hacen malabarismos para conservar los puestos de trabajo y no saturar el sistema sanitario. Sin embargo, su conciencia se convierte a menudo en enemiga de nuestra conciencia social, de la conciencia colectiva que busca razones, que busca respuestas a miles de restricciones que no nos dejan abrir, que no nos permiten trabajar, que nos cierran los negocios y que no facilita ayudas económicas para salvarlos.