‘Trilogía Pacífico’: colonialismo y barbarie en Latinoamérica
Trilogía Pacífico es la historia de una gran aventura que permite al espectador viajar a lugares lejanos como el desierto de Atacama de Chile o la Patagonia argentina y penetrar en la selva de Brasil navegando por el río Amazonas. También es la historia de una compañía vasco-chilena afincada en Barcelona. Aunque el paisaje y la geografía son importantes en las obras de Azkona & Toloza, más allá de descubrir lugares fascinantes, el viaje ofrece una reflexión sobre la historia del lugar y de su gente. «Barbarie, capitalismo y cultura contemporánea son los temas de la trilogía», explica Txalo Toloza-Fernández, coautor junto a Laida Azkona de Tierras del Sud, Teatro Amazonas y Extraños mares arden, la más poética y personal de todas. Ya se han visto en Barcelona pero nunca hasta ahora se habían presentado en un mismo espacio durante un corto periodo de tiempo como ocurrirá a partir de este miércoles en el Lliure de Gràcia.
Presente y pasado conectan en este gran fresco sobre colonialismo y capitalismo que ofrece esta original compañía cuyos montajes parten de una exhaustiva investigación previa. Cuando empezaron con Extraños mares arden ni imaginaban que acabaría convirtiéndose en el origen de una trilogía. Txalo ya llevaba 20 años instalado en Barcelona cuando decidió conectar con su memoria a través de la cocina de su abuela pero también de otros aspectos del desierto de Atacama, de donde procede su familia, que desconocía. Descubrió que ese remoto lugar también está ligado con una familia con la que creía no tener nada que ver, la del empresario Solomon Guggenheim, mecenas del arte contemporáneo. «Nos dimos cuenta de que las tácticas colonialistas empleadas contra los mapuches en Chile no eran algo especial sino una táctica común en Latinoamérica, una forma de ordenar el mundo utilizada por las grandes potencias», explican él y su compañera.
Da igual el orden en el que se vea este tríptico. «Cada obra es independiente de la otra, se entienden perfectamente por separado». Sin embargo, despedirlo con Extraños mares arden tiene sentido para ellos. «Es un buen final porque es la historia más personal, es la historia también más poética. Tiene menos datos y una carga más emotiva que las otras».
Txalo, con experiencia previa en el mundo del audiovisual, y Laida, que proviene de la danza, crearon un mundo poético para unir ambas historias. Después vinieron
Su estilo es muy narrativo. El espectador se enfrenta a una obra de arte creada en directo donde todo se va superponiendo. Más que potenciar la emoción ofrecen capas y capas de información dejando que el público imagine y piense mientras contempla una escenografía que va transformándose ante sus ojos, como si se tratara de una gran pieza de videoarte. Pero no buscan epatar ni abusar de las filmaciones. Parece sencillo pero el proceso para cada uno de los espectáculos ha sido largo. «Dedicamos un año y medio a la investigación. Después viajamos sobre el terreno para conocer a las personas que habitan el lugar».
Lo hacen ligeros de equipaje. Txalo filma y hace fotos con el teléfono móvil. «No llevamos un equipo de producción ni nada por el estilo, solo nuestras mochilas y nos damos libertad para cambiar de planes sobre la marcha. Lo que más nos gusta es hablar con todo el mundo que se cruza en nuestro camino». Lo más complicado, sin embargo, viene después: compactar y sintetizar todo el material de manera coherente en una hora y media.
No tienen decidido qué camino seguirán a partir de ahora. «Tenemos una hija que va a cumplir 6 años y empezará la educación obligatoria. Ya no podremos viajar a cualquier parte con ella como hasta ahora», razonan. Pero quieren continuar en esta línea de «teatro político» para seguir releyendo y reescribiendo la historia desde la perspectiva de los vencidos. Barbaries hay en todas partes.
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