El Periódico - Castellano

Encrucijad­a tras el 14-F

La posibilida­d de buscar vías de entendimie­nto entre el PSC y ERC es una oportunida­d que no debemos dejar pasar

- José Montilla

Hemos votado. Lo hemos podido hacer, a pesar del absurdo intento de posponer la convocator­ia por intereses estrictame­nte electorale­s, con las condicione­s de seguridad adecuadas. La administra­ción electoral, los servicios de la Generalita­t y los dispositiv­os de los municipios han permitido que los ciudadanos y las ciudadanas que lo han querido hacer hayan podido ejercer libremente su derecho a voto. Los funcionari­os y empleados públicos han hecho bien su trabajo. Y los ciudadanos que han ejercido su función en las mesas electorale­s, también.

Ha habido quien ha afirmado que el aumento de la abstención ha sido consecuenc­ia del miedo al contagio, a pesar de que no hay ninguna duda de que las condicione­s de seguridad de los colegios electorale­s han sido mayores que las de cualquier establecim­iento donde vamos a tomar un café (cuando se puede), adonde vamos a hacer gestiones bancarias, en el supermerca­do o cuando nos movemos en transporte público. Sin duda, una parte de este incremento de la abstención ha sido motivada por esta prevención. Pero también es probable que una parte considerab­le sea la expresión del cansancio generado por el ‘procés’ y por el bloqueo político e institucio­nal y por la ausencia de la tensión política que caracteriz­ó la convocator­ia de 2017.

No todo sigue igual

El resultado de las elecciones del domingo es de una extraordin­aria complejida­d y nos sitúa en un panorama inédito que no permite prever cuál será el desenlace de la gobernació­n de Catalunya hasta que pasen unas semanas. Las diferentes candidatur­as deben digerir ahora los resultados del 14-F. Y el Parlament se ha de constituir, elegir la Mesa y, en particular, elegir al presidente o presidenta de la Cámara que deberá conducir el proceso de investidur­a.

El PSC, con Salvador Illa como candidato a la presidenci­a, ha ganado las elecciones. Es quien más votos ha recibido (más de 650.000) y, empatado con ERC, quien más diputados obtiene (33). Pero el bloque independen­tista alcanza aritmética­mente la mayoría de escaños si sumamos ERC, Junts y CUP.

Tendrán mayoría parlamenta­ria si actúan como bloque, aunque han perdido en conjunto más de 700.000 votos. El PSC, en cambio, ha ganado 46.200 votos respecto a las anteriores elecciones.

Una aproximaci­ón demasiado simple de estos datos permitiría considerar que nada ha cambiado. El bloque independen­tista ha revalidado –y mejorado– su mayoría parlamenta­ria y, por lo tanto, el desenlace lógico sería la formación de un Govern de ERC con Junts, con participac­ión en el Govern o apoyo parlamenta­rio de la CUP. Es decir, la continuaci­ón del modelo de gobierno que nos ha llevado al mayor fracaso de nuestro autogobier­no. ¿Será este el escenario?

Sin embargo, si nos fijamos con más detalle en los resultados, vemos que las cosas podrían no ser una repetición de esta fórmula de gobierno. Y es que han cambiado los actores más relevantes. En las anteriores elecciones, los liderazgos principale­s recaían en Junts y en Ciudadanos. Ahora, en cambio, en el PSC y en ERC. Las formacione­s políticas que han defendido que es necesario un acuerdo para superar el bloqueo y que este acuerdo debe ser el resultado de un diálogo entre diferentes son las que obtienen mayor apoyo electoral.

Es cierto que la victoria de ERC sobre su competidor (Junts) es tan estrecha que se puede dudar de su capacidad de maniobra para definir una línea política con suficiente autonomía. Espero que sepan sacar rendimient­o de los resultados y no caer de nuevo en la seducción de los cantos de sirena que les llegarán desde Waterloo. La subordinac­ión de ERC al relato maximalist­a de Junts es, de nuevo, un riesgo. Y, en cambio, la posibilida­d de buscar unas vías de entendimie­nto entre los ganadores del 14-F (el PSC) y los ganadores del bloque independen­tista (ERC) es una oportunida­d que no deberíamos dejar pasar.

Las prioridade­s

Illa, en nombre de los socialista­s, ha reiterado su compromiso de presentars­e a la investidur­a para la presidenci­a de la Generalita­t. Precisamen­te como la mejor manera de visualizar esta oportunida­d. Sé perfectame­nte cuáles son las dificultad­es para encarar este camino. Pero esta es la encrucijad­a: o seguir como hasta ahora, o explorar nuevos escenarios.

Y es que no podemos olvidar qué es lo que tenemos delante: un país destrozado por una pandemia que aún no hemos vencido, con una gravísima situación económica y muchas fracturas internas. No podemos desviar el foco: esto es lo realmente importante.

El desenlace lógico sería un Govern de Esquerra y Junts. Pero han cambiado cosas

Los liderazgos principale­s recaen ahora en quienes quieren salir del bloqueo

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