Dirigentes de ERC y Junts caldean la negociación del nuevo Govern
Borràs coquetea en Twitter con la idea de pasar a la oposición para apretar a Esquerra
Se acerca el momento clave de las negociaciones para garantizar la investidura de Pere Aragonès y la formación de un nuevo Govern: el encuentro entre ERC y Junts. Tras abrir la ronda de contactos ayer con la CUP, los republicanos se sentarán ahora con los posconvergentes, a los que aventajaron en un escaño y 35.000 votos. Y desde los dos bandos se ha empezado a caldear la negociación. Por un lado, Gabriel Rufián, líder de ERC en Madrid, reclama un pacto de izquierda soberanista que excluya a Junts. Por el otro, la número dos de la lista de Junts, Laura Borràs, lanza guiños y deja entrever que no entrar en un Govern de ERC es una de las opciones. Fuentes de la dirección republicana aseguran haber llamado ya al orden a los díscolos.
Rufián animó ayer en el Congreso a su propia formación a «creerse» que su estrategia es la que ha ganado en el frente independentista y a buscar un pacto de izquierdas con los ‘comuns’ y la CUP, sin Junts. «No somos los criados de nadie», enfatizó. «Intentémoslo y hagamos que las izquierdas predominen de una vez por todas en un frente amplio en el Govern y que dejen de marcarnos el ritmo aquellos que habían ganado tanto que pensaban que el país era suyo», dijo el dirigente, en velada referencia a Junts.
Tardà y Bassa
El portavoz en la Cámara baja fue un paso más allá en la senda abierta por Joan Tardà quien, en un artículo en EL PERIÓDICO, afirmó que «el binomio gubernamental exclusivo ERC-JxCat es una fórmula acabada» y que cabía desplazar el peso del Executiu «hacia la izquierda». Una tesis que, también ayer, apoyó la ‘exconsellera’ Dolors Bassa y que defiende con obstinación la CUP. Fuentes de ERC tildaron de «ruido que no ayuda» estos mensajes, en especial, aquellos que dejan fuera a JxCat de un pacto de Govern.
Y eso que en el bando posconvergente es la propia Borràs la que coquetea con la idea de quedarse en la oposición. A primera hora, la candidata compartió un mensaje en Twitter de un usuario que apuntaba: «Si yo fuera Laura Borràs dejaba a ERC sola. Me quedaba en la oposición».
Más tarde, respondió a otro tuitero que apuntó: «Querría ver a Borràs y a JxCat en primer línea de defensa. Vigilando desde la oposición». La también diputada en el Congreso le respondió: «No lo dudes». En el primer caso, fuentes de JxCat apuntaron que se había tratado de un error mecánico de quien trasteaba la cuenta, es decir, de la propia Borràs.
La CUP, que se mantiene al margen del rifirrafe entre JxCat y ERC, debe atender otros flancos: el pressing CUP que se avecina y el choque estratégico entre dos de sus almas, Endavant y Poble Lliure. Los anticapitalistas vuelven a tener por tercera vez la llave de la gobernabilidad independentista y encaran la negociación con los republicanos dispuestos a condicionar al máximo la 13ª legislatura. Este es el común denominador de todas las organizaciones que forman la CUP, pero no disipa la eterna disputa interna por el lugar que deben ocupar, en este caso, los próximos cuatro años.
Las dos organizaciones más relevantes en el seno de la formación vuelven a chocar por la entrada o no del partido en el Govern. Endavant aboga por mantenerse en la retaguardia, en la oposición, y desdeñan formar «un Govern unitario independentista» dentro del marco autonómico, mientras Poble Lliure prefiere dar pasos adelante y «contribuir a la formación» de un nuevo Ejecutivo.La próxima semana habrá un segundo encuentro con ERC.