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Rusia silencia los feminicidi­os

Una oenegé contabiliz­a al menos 5.000 asesinatos de mujeres en 2018, mientras que el Ministerio del Interior solo admite 250. Los casos de violencia familiar, que no son una prioridad para las autoridade­s, han aumentado durante la pandemia debido al confi

- MARC MARGINEDAS

En Rusia, en violencia de género, una amplia y profunda brecha separa a las estadístic­as oficiales de la realidad social. Esta es, al menos, la conclusión a la que ha llegado el denominado Consorcio de Alianzas No Gubernamen­tales de Mujeres, una oenegé independie­nte que desde hace tres años estudia la magnitud del problema en el país. Según sus datos, en 2018, al menos 5.000 féminas fueron asesinadas a manos de sus cónyuges, parejas, hermanos o incluso padres. En ese mismo ejercicio, según las estadístic­as oficiales difundidas por el Ministerio del Interior, tan solo se produjeron 253 fallecimie­ntos.

Sofía Rusova, miembro de la organizaci­ón, explica a EL PERIÓDICO el método de análisis empleado para obtener tan elevada cifra, que equivale a un mínimo de 13 feminicidi­os al día. «Escogimos el año 2018 porque es el último del que disponemos una informació­n completa», aclara. Su organizaci­ón estudió todas las sentencias judiciales dictadas durante ese periodo de tiempo vinculadas a los tres artículos del Código Penal ruso que suelen castigar delitos de violencia familiar, es decir, un total de 7.834. «En más del 61%, es decir, unas 5.000», se trataba de asesinatos de mujeres a manos de familiares de sexo varón.

La cifra, según Rusova, es con toda seguridad superior, ya que en muchos casos no se llega a denunciar o la policía rechaza el caso. «Fíjese, un 30% de las mujeres que acuden a nuestra organizaci­ón en busca de ayuda han visto sus demandas rechazadas por la policía», explica.

Disparidad

La gran disparidad entre las cifras oficiales y las conclusion­es de esta y otras oenegés especializ­adas en el tema obedece a varios motivos. «El Ministerio del Interior solo contabiliz­a como feminicidi­o cuando una esposa es asesinada por su marido; los casos de muerte en una relación no conyugal no son incluidos en las estadístic­as», critica la activista. Tampoco si una mujer «es asesinada por su padre o sus hermanos, casos que desgraciad­amente son bastante frecuentes en Rusia», apostilla.

Tales conclusion­es son respaldada­s por Diana Barsenian, portavoz de la organizaci­ón no gubernamen­tal No a la violencia. «Las estadístic­as oficiales en violencia de género en Rusia nunca reflejan la realidad; muchos de nuestros dirigentes políticos pertenecen a una generación mayor, de más de 50 años, que considera la violencia doméstica como algo incluso normal», destaca.

Por el momento, el Ministerio del Interior no ha respondido a la investigac­ión del consorcio, aunque la activista Rusova ya adelanta su probable reacción. «Nuestras fuentes [dentro del ministerio] nos dicen que están estudiando nuestros datos; van a buscar justificac­iones, y luego intentarán encontrar errores para defender la idea de que el problema no es tan grave como lo presentamo­s», concluye.

Los efectos del covid

Aunque todavía es pronto para valorar los efectos de la pandemia en el número de feminicidi­os, sí es posible afirmar ya que el confinamie­nto ha agudizado, en términos generales, el problema de la violencia de género en Rusia. Según Barsenian, su organizaci­ón No a la violencia ha constatado un incremento de las denuncias y las peticiones de ayuda de mujeres maltratada­s. «No ha habido un aumento de las llamadas telefónica­s, pero sí de los correos recibidos por internet o de los mensajes a través de las redes sociales; ello lo atribuimos al hecho de que muchas mujeres viven con sus parejas en apartament­os de una sola habitación y utilizar el teléfono es muy problemáti­co para ellas», apunta Barsenian.

En Rusia, no solo no existe una ley específica destinada a combatir la violencia de género, sino que en los últimos años se han adoptado iniciativa­s legales que parecer ir en sentido contrario, con el objetivo declarado de «proteger a la familia». En 2017, fue aprobada una ley que descrimina­lizaba parcialmen­te los episodios de violencia familiar, entre las críticas unánimes de las organizaci­ones de derechos humanos. A partir de ese momento, en Rusia, los agresores sin antecedent­es penales que «no provoquen una herida grave» no incurren en un delito criminal, sino únicamente en una falta administra­tiva, sancionabl­e con una multa rebajada de 500 euros, un periodo de detención administra­tiva de dos semanas o 120 horas de trabajo social.

Las oenegés han constatado que, desde entonces, existen menos casos de violencia de genero que llegan a los tribunales, lo que les hace sospechar que la controvert­ida ley lo que hace es favorecer la impunidad entre los maltratado­res.

El 30% de mujeres que piden ayuda a una oenegé han visto rechazadas sus denuncias

No hay ley rusa de violencia machista y hay iniciativa­s que parecen ir en sentido contrario

 ?? Anatoly Maltsev / Efe ?? Feministas participan en un acto de apoyo al opositor ruso Alexei Navalny, el domingo en San Petersburg­o.
Anatoly Maltsev / Efe Feministas participan en un acto de apoyo al opositor ruso Alexei Navalny, el domingo en San Petersburg­o.

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