Gerard Piqué
JUGADOR DEL BARCELONA
Su falta de acierto ante el PSG ejemplifica la inferioridad del Barça en la Champions. Seis debacles consecutivas que dejan de manifiesto que no es un problema de entrenadores, sino de plantilla.
En la sexta debacle consecutiva para despedirse de la Champions, Ronald Koeman fue el primero en reconocer la inferioridad del Barça respecto a su rival. No solo en la brevedad de un simple partido, que también, sino en la potencia y calidad de una plantilla degenerada, y en la que quedan aún tres puntales del Barça más esplendoroso jamás conocido.
Decir del rival «son mejores» no es lo mismo que decir «han sido mejores». Y Koeman verbalizó que al Barça «le faltan cosas al alto nivel que se pide en la Champions League». Le faltan tantas cosas que no se despide solo perdiendo cada año: se despide reventado y humillado cada vez más pronto de la competición porque su depauperación no se ha frenado, como se comprobó. Sigue dentro del oscuro túnel de ancho europeo.
A medio camino
«La luz no es un cambio en dos meses. Estamos en mitad del camino», dijo Koeman, alegando que el proceso de reconstrucción se inició el pasado verano. Él no se arrepiente de liderar al grupo en ese pedregoso camino lleno de baches, y seguirá «cambiando cosas» por responsabilidad y seguirá pidiendo «paciencia».
«Jugamos con Dest, que tiene 19 años. Dest, con cuatro años más, será mucho mejor. Pedri, ya con su edad, es buenísimo. Pedri, con cinco años más, será mejor que cada uno del centro del campo del París», adelantó el entrenador holandés. Una profecía que muy lejana que apenas atenúa el dolor.
El nuevo rico del PSG inauguró este depauperado lustro europeo, precisamente en la misma estación que ahora: en la ida de los octavos de final. La vuelta, en 2017, alumbró uno de los escasos milagros contemporáneos. El Barça necesita un resultado similar a aquel 6-1; el 1-5 en el Parque de los Príncipes sirve. Pero ahora no tiene al tridente Messi, Suárez y Neymar para soñar con una gesta.
«Ellos han demostrado ser más completos que nosotros. Ellos son un equipo fichado; nosotros somos un equipo en transición y hay que aceptarlo», analizó Koeman, que se autocalificó de «recto y honrado» para no sucumbir a los vaivenes de los resultados cuando le cuestionaron si se planteaba dimitir. También se confesó «realista» en valorar lo que tiene entre manos. El técnico se siente llamado a efectuar una tarea de reconstrucción que desea culminar.
Como un despertador
Y aquel 4-0 que activó una alarma, apagada como el que aprieta el off del despertador, se ha ido repitiendo con ensordecedora frecuencia, con insoportable periodicidad. A veces, por duplicado y con guiños a la casualidad. La goleada de París hace cuatro años,
Koeman admite que este Barça no da para competir al alto nivel que exige la Champions Piqué reapareció con prisas, pero el central ha estado en las seis debacles con Ter Stegen y Messi
luego levantada en el Camp Nou, vino acompañada con otra por 3-0 ante la Juventus, en Turín, que no pudo remontarse. Esta vez, la Juventus ganó por 0-3 en diciembre, en la fase de grupos. Luego ha llegado la puntilla del PSG.
También se han ido repitiendo nombres. Los entrenadores van pasando (Luis Enrique se comió París y Turín, Ernesto sufrió la caída de Roma y Liverpool, Quique Setién asumió el Bayern en Lisboa), pero algunos jugadores permanecen, testigos directos de la decadencia. Ter Stegen, Piqué y Messi han sido los tres ingredientes de todas las salsas. Han estado en las seis debacles. Han vivido los escarnios en directo, participando de ellos. Ter Stegen ha encajado 26 goles en estos seis partidos, Piqué ha sido incapaz de protegerlo y Messi solo ha anotado un tanto, y de penalti, el último, para paliar la sangría. Luis Suárez anotó dos: los dos ante el Bayern.
La jerarquía aún se impone
Sin embargo, Koeman se obstinó en alinear a un Piqué corto de forma, tan pendiente de la respuesta de su cuerpo tras dos meses y medio lesionado como de las evoluciones de los rivales. La foto agarrando por la camiseta a Mbappé sin poder frenar a la bestia retrató el nulo beneficio que reportó precipitar su reaparición. Carente de
timming, sin facultades para llegar al cruce e inseguro en el choque, tampoco su liderazgo condensó al equipo atrás para camuflar las carencias globales. En el proceso de rejuvenecimiento, Koeman hizo una parada: prefirió a un menor Piqué de 34 años antes que un pletórico Mingueza de 21. Antepuso la jerarquía y no le salió bien.
Suárez, despedido en agosto, ha participado en cinco de esas catástrofes, solo se ha ahorrado la del martes. Igual que Sergi Roberto, y que no pudo jugar anteayer por lesión. Sergio Busquets y Jordi Alba sí estuvieron sobre el césped. Su única ausencia fue el 3-0 de Turín del 2017 y, por tanto, conocieron al PSG de 2017 y han conocido al de 2021. n