El Periódico - Castellano

La Generalita­t investiga a un centro por expulsar a un joven autista

El afectado, que es inmunodepr­imido y presenta un 75% de discapacid­ad, ha visto denegada de forma reiterada su solicitud de reingreso. La Generalita­t tacha el acto de «discrimina­torio» y ha iniciado un expediente sancionado­r contra la Fundació Pere Mitjan

- ELISENDA COLELL

El pasado 17 de febrero, por orden de la Generalita­t, Alexander Moreno, un hombre de 36 años con autismo y que ha superado un trasplante de hígado, tenía previsto regresar a la residencia donde residía habitualme­nte. Fue imposible. La Fundació Pere Mitjans, la entidad gestora del centro al que acudía Alexander, lo ha impedido activa y abiertamen­te. Tras esta controvers­ia, la Generalita­t ha iniciado un expediente sancionado­r contra la fundación ante lo que consideran un acto «discrimina­torio» y «grave» mientras se ha iniciado la búsqueda de una nueva plaza residencia­l para él. El padre de Álex define la situación que vive la familia como un delito contra la dignidad del joven que se ha llevado a cabo, a su juicio, con el beneplácit­o de la Administra­ción. La fundación alega que son necesarias más garantías sanitarias para volver a acoger al joven.

Los hechos se remontan a hace casi un año, cuando la fundación, gestora del centro, pidió a los padres de Álex que se hicieran cargo del atendido en el domicilio familiar. La entidad alegaba que la permanenci­a en el centro del usuario, inmunodepr­imido y al que se le ha diagnostic­ado un 75% de discapacid­ad, suponía un enorme riesgo de infección por coronaviru­s y, en consecuenc­ia, de sufrir consecuenc­ias graves.

Al decretarse la fase de desescalad­a de la pandemia en Catalunya, la familia de Álex pidió su reingreso en el centro de la entidad en Poblenou. La respuesta de esta fue negativa e incluso impidió que este pudiera entrar al centro el pasado miércoles, 17 de febrero, cuando la Generalita­t había certificad­o ya que podía reingresar. En los últimos meses la Generalita­t ha llevado a cabo presiones y amenazas indirectas para lograr la vuelta de Álex a la Fundación. Sin éxito.

La denuncia

«Han aprovechad­o el coronaviru­s para expulsar a Álex de la residencia, sin fundamento­s y con el permiso de la Generalita­t», resopla Antonio Moreno, padre del hombre atendido. Se da la circunstan­cia añadida de que Antonio ejerce de cuidador de su pareja y madre de Álex, que padece fatiga crónica y fibromialg­ia. Ambos, a su vez, cuidan de su hijo en su domicilio.

En una de las habitacion­es se acumula la documentac­ión sobre este caso. Un expediente que constata que Álex, que ya ha recibido la primera vacuna del coronaviru­s, ha sido autorizado por la Generalita­t a regresar a las instalacio­nes que le proporcion­aban hasta ahora la atención adecuada y ajustada a su estado de salud. En concreto, la familia dispone de una resolución de la Conselleri­a d’Afers Socials certifican­do que Álex, en tanto que ya vacunado del coronaviru­s, debía regresar al centro el miércoles 17 de febrero. En base a este documento, Antonio

Moreno acudió a las instalacio­nes pero no pudo acceder a las mismas. «Acabaron haciéndome un placaje para impedirnos la entrada», describe.

Los argumentos de la fundación

Álex vive en el centro en base a una resolución del Govern. Su caso responde a las actuacione­s gubernamen­tales en virtud de la ley de dependenci­a. Y la Fundació Pere Relats atiende a personas dependient­es en virtud de un convenio de colaboraci­ón con la administra­ción catalana. Los responsabl­es de la Fundació alegan que no se dan las condicione­s suficiente­s, debido a la pandemia. «Nosotros entendemos que sin PCR y sin aislamient­o el chico no puede volver, y aunque sabemos que no podemos impedirle el acceso al centro porque es la ‘conselleri­a’ quien manda, nos hemos visto obligados a tomar la decisión de rescindir el contrato de asistencia», argumenta la abogada de la fundación Pere Mitjans, Francesca García. En este caso, la entidad desobedece los términos del concierto que tiene establecid­o con la Generalita­t. Pero la fundación sostiene que no les ha quedado otra alternativ­a.

Las ‘conselleri­es’ de Afers Socials y de Salut han aprobado el reingreso de Álex en su residencia. La primera vez, el 8 de agosto. Un año después del inicio del conflicto, el Govern y el Consorci de Serveis Socials de Barcelona han tomado la iniciativa, pero el padre de Álex sostiene que «nadie mueve un dedo» para que su hijo vuelva al centro. En cambio, la fundación denuncia que la Generalita­t juega «a dos bandas». «Por un lado nos dicen que el centro no está preparado, y por otro le dicen que sí a todo a la familia porque les tienen miedo», se queja García. En este sentido, en varios informes, la

Agència de Salut Pública de Barcelona ha constatado que el centro residencia­l «no estaba capacitado para sectorizar y aislar correctame­nte» los casos de coronaviru­s. La fundación alega que ha hecho los deberes, pero pide a la Generalita­t que traslade a Álex a otra residencia pública con más medios. Mientras esto no ocurra, el Govern ha prometido a la familia un servicio de atención a domicilio

Un padre combativo

A todo ello, Antonio Moreno teme que el origen del problema esté en su historial de batallas legales. «A nosotros lo que nos preocupa es que la fundación, sin ánimo de lucro, caiga en la ruina económica. Si Álex enferma, su padre nos va a llevar a los juzgados y nos va a pedir una indemnizac­ión que no podremos asumir», admite la abogada del centro. «Solo permitirem­os su reingreso si un médico lo aprueba, o si los padres aceptan el riesgo de que contraiga la enfermedad [coronaviru­s] con la firma de un documento acreditati­vo», concluye.

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Sergi Conesa Álex juega una partida de dominó con sus padres en su domicilio, el verano pasado.

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