Del negocio del gas al de la energía
La compañía surgida a principios de los 90 de la fusión de Catalana de Gas y Gas Madrid se ha convertido hoy en una empresa energética que apuesta por la digitalización, las energías renovables y el hidrógeno verde.
La nueva etapa de lo que era Gas Natural, hoy Naturgy, de la que el fondo australiano IFM pretende hacerse con el 22,7% del capital, comenzó a fraguarse en 2016. Entonces Repsol vendió la mitad de su paquete accionarial en la compañía, el 10%. A la vez Criteria, la hólding de participaciones de La Caixa, y accionista de Repsol, hizo lo propio. De esta manera, Global Infraestructures Partners (GIP) se convertía en socio de referencia con el 20%.A su vez Isidre Fainé, el presidente de la Fundació Bancària La Caixa y de Criteria, pasaba a ser también presidente de la compañía en sustitución de Salvador Gabarró, fallecido en marzo de 2017 y que seguía hasta entonces como presidente de honor, tras liderar la firma desde 2004.
Pero este fue solo un primer paso en un proceso de transformación, ya que Repsol, presidida por Antoni Brufau, que encabezó la gasista de 1997 al 2004, culminó dos años después, en 2018, su salida definitiva de la compañía, en cuyo capital permanecía desde hacía casi 30 años. Eso dio entrada con el 20% del capital a CVC y la familia March, a través de la Corporación Financiera Alba, para encarar una nueva etapa con Francisco Reynés, hasta entonces presidente de Abertis, entonces otra de las grandes participadas de La Caixa y hoy en manos de la italiana Atlantia (familia Benetton) y ACS, al frente.
De la mano de este ejecutivo de la máxima confianza de Fainé vino el cambio de nombre: Gas Natural pasó a denominarse Naturgy en la primera junta de accionistas que presidió en 2018. Este era un nuevo capítulo en una empresa nacida como gasista de la fusión de Catalana de Gas, controlada por La Caixa; y Gas Madrid, propiedad de Repsol, en 1991 de la mano de Pere Duran Farell. La compañía dio otro de sus grandes saltos en 2009 con la absorción de Unión Fenosa, tras la opa fallida sobre Endesa en 2006, envuelta en una intensa polémica política. Otro de los ascensos de la antigua Gas Natural fue la adquisición de la eléctrica chilena
CGE en 2014, que hoy está en proceso de venta a la china State Grid por 2.570 millones de euros.
Un mensaje claro
Y es que en 2018, siguiendo con Criteria-La Caixa como primer accionista, pasó de compañía de gas a empresa energética. Reynés no se conformó con un lavado de cara con una nueva marca y logotipo sino que depreció el valor de sus centrales convencionales en 4.900 millones. Lanzó al mercado un mensaje claro: los activos energéticos tradicionales valían mucho menos de lo que se contabilizaba en libros. Y lo mismo hizo en el cuarto trimestre de 2020, con otro recorte de valor de 1.019 millones, en esta ocasión con las centrales de ciclo combinado (gas), que actúan de colchón del sistema cuando no tiran las renovables. La labor del presidente ha consistido en preparar la compañía, que en unos meses se mudará del emblemático cuartel general de la Barceloneta a la avenida Diagonal, para un futuro verde y digital apostando por las energías renovables y el hidrógeno verde.
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