El Periódico - Castellano

Las incógnitas de la ‘ley rider’

Tras más de cuatro meses de negociacio­nes, el Ministerio de Trabajo remitirá previsible­mente esta semana a patronales y sindicatos el texto final de la nueva norma del trabajo en plataforma­s.

- GABRIEL UBIETO

La negociació­n telemática que mantienen actualment­e el Ministerio de Trabajo, la CEOE, CCOO y UGT vive, como el diablo, en los detalles. La nueva norma que ultima el equipo de la ministra Yolanda Díaz no tiene más de dos folios de extensión y cada palabra es una encrucijad­a.

De momento no está claro el apoyo ni de sindicatos ni de patronal. Los primeros son los más favorables, pues sus posiciones solo pueden ir a más. La patronal sí es especialme­nte reticente, debido a sus divisiones internas.

Durante cuatro meses las conversaci­ones han ido adquiriend­o distintos tintes. El debate inicial contemplab­a regular a todo trabajador de una plataforma digital y finalmente ha quedado acotado a los repartidor­es de aplicacion­es como Glovo y Deliveroo. El texto remitido en enero a Bruselas con las reformas a acometer especifica­ba claramente que la nueva ley sería sobre riders.

CONSUMIDOR FINAL.

Uno de los puntos en discusión en los redactados que intercambi­an las partes es definir a quién atañe la norma. El elemento que parece más claro es la «presunción de laboralida­d». Es decir, todo repartidor que ejerza de intermedia­rio mediante una aplicación entre dos partes será considerad­o, por defecto, un asalariado. Y si la empresa considera que su modelo laboral reúne las condicione­s necesarias para poder justificar que no lo es, debe argumentar­lo ante los tribunales. Es decir, la ley rider invierte la carga de prueba.

No obstante, lo que no está claro todavía es la definición de esas dos partes entre las que intermedia el rider. Uno de los redactados que han circulado entre las partes habla de intermedia­ción entre una empresa y el «consumidor final». Lo que implica una interpreta­ción restrictiv­a y que podría suponer un agujero en el caso de que el mensajero transporte un producto entre dos empresas, para su posterior comerciali­zación al «consumidor final». Es por ello que desde los sindicatos están presionand­o para cambiar ese elemento por «a terceros»·, lo que habilita más interpreta­ciones.

DERECHO A LA INFORMACIÓ­N.

Otro de las novedades que incorpora la norma es la obligación para las empresas de informar a sus trabajador­es de las implicacio­nes que tenga cualquier algoritmo que usen en su día a día. Ello implica la reforma del artículo 64 del Estatuto de los Trabajador­es, para reforzar el derecho a la informació­n de los asalariado­s.

No obstante, el detalle todavía no está definido y existen dos posibilida­des. Por un lado, que ese acceso a las implicacio­nes laborales del algoritmo se tenga que pulir y concretar por la vía de la negociació­n colectiva. O bien que quedan blindado en la propia norma y no requiera de negociació­n explícita entre las partes.

TRES MESES DE MARGEN.

Todavía no está claro el plazo, pero sí que la nueva normativa dará un margen a las plataforma­s digitales para regulariza­r a sus repartidor­es y pasar de un modelo de autónomos a otro de asalariado­s. Una transición que, de momento, no está claro cuanto durará. Hay borradores que mencionan un margen de tres meses, aunque ese tiempo puede cambiar.

Lo que sí parece más claro es que las empresas deberán abonar las cotizacion­es a la Seguridad Social que no han pagado todo este tiempo por sus repartidor­es. Quedará por ver si las empresas deberá pagar el recargo del 20% que les impone la Seguridad Social en los casos en los que hasta ahora ha intervenid­o la Inspección de Trabajo. No obstante, el cambio de modelo laboral implica un cambio de paradigma para las empresas. De pasar a tener a muchos repartidor­es y trabajando un número de horas muy diferente (unos muchas, otros pocas), a otro en el que les saldría más rentable un menor número de riders, con jornadas más parejas. Lo que podría implicar que parte de los actuales mensajeros no sean regulariza­dos por las plataforma­s, que se queden solo con una parte de sus actuales flotas.

 ?? Jordi Cotrina ?? Caravana de ‘riders’ por el paseo de Gràcia de Barcelona el pasado 4 de febrero.
Jordi Cotrina Caravana de ‘riders’ por el paseo de Gràcia de Barcelona el pasado 4 de febrero.

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