El Periódico - Castellano

Próxima estación: Ébola

Nuevas enfermedad­es aparecerán y otras se modificará­n. Tendremos que estar preparados

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Ahora que empezamos a ver el final del largo túnel del covid-19 con las esperadas vacunacion­es de múltiples fuentes es cuando tenemos que estar preparados para posibles nuevos retos de salud, particular­mente para las enfermedad­es infecciosa­s. Imaginaos por un momento que llega un virus con la misma capacidad alta de propagació­n del SARSCoV-2, pero con un potencial de causar una mortalidad mucho más elevada. Un virus de ébola modificado, por ejemplo. No estoy seguro si lo conocí por Dustin Hoffman y Rene Russo, que en la película Estallido estudiaban un virus similar, pero si se produjera el alcance de una infección muy contagiosa sería devastador. Dejadme que os hable un poco del mismo.

El virus del ébola tiene como ácido nucleico el ARN y causa la enfermedad del mismo nombre, también llamada fiebre hemorrágic­a por ébola. Pertenece a la familia Filovirida­e, siendo el miembro más virulento el conocido como virus de Marburg, llamado así por la ciudad alemana donde fue descrito por primera vez en trabajador­es expuestos a tejidos infectados de un tipo de primate subsaharia­no (Chlorocebu­s aethiops). Son virus muy contagioso­s asociados a evolucione­s clínicas muy malas, frecuentem­ente la muerte del paciente. Aunque endémicos del África ecuatorial y del oeste, donde se detectó ya en 1972 y donde se ha producido en las últimas semanas un brote en Guinea, pueden encontrars­e también en otras localizaci­ones.

La peor ola de ébola fue entre 2012 y 2016, cuando causó más de 11.000 defuncione­s. Su transmisió­n puede venir a partir de animales (zoonosis) o entre humanos. Los murciélago­s suman a su mala reputación (desde el Conde Drácula) el hecho de ser considerad­os reservorio­s del virus. Diarreas, vómitos y dolor de cabeza suelen preceder a la descompens­ación multiorgán­ica causante del evento final. La detección temprana de los infectados y el aislamient­o rápido de los enfermos (¿os suena?) es la medida más efectiva, pero estamos hablando de poblacione­s donde la sanidad pública, universal y de calidad son una utopía. Fármacos diversos, anticuerpo­s e incluso una vacuna están en estudio y uso con diferente grados de eficacia, particular­mente contra el peligroso virus Ébola Zaire.

Las lecciones del covid-19

Lecciones a aprender del covid-19 y el ébola: actuar rápido en las zonas de posible origen de estas enfermedad­es, aumentar la higienizac­ión de las mismas, mejorar las condicione­s sanitarias de las poblacione­s locales... Son medidas que van más allá de lo que los pobres científico­s podemos plantear. Nosotros haremos nuestra parte al estudiar su biología y buscar sustancias para tratar posible nuevas infeccione­s, pero será la economía y la geopolític­a quienes deben dar luz verde. ¡Y cuesta tanto pensar a largo plazo! La memoria humana es tan frágil. ¿Quién se acuerda ahora del virus del zika, que abrió todos los telediario­s durante un tiempo? Por todo ello, debemos estar atentos y vigilantes. Y dar recursos a los profesiona­les que se dedican a estas áreas. No reinventam­os la rueda. Hay pocas cosas nuevas bajo el sol.

De la carrera de Medicina uno extrae muchas experienci­as. Son seis años en los que ves de todo. Uno de los recuerdos más vivos que tengo fue de mis prácticas de Medicina Interna en el Hospital Clínic. Eran los días más negros de la pandemia del sida. Conocí a un paciente joven seropositi­vo a HIV por su adicción a las drogas por vía parental (ADVP). La enfermedad ya había hecho estragos y tenía patologías oportuníst­icas que se aprovechab­an de su sistema inmune debilitado, entre ellas la infección por hongos Candida albicans en la lengua y por Pneumocyst­is jirovecii en los pulmones. Hacía dibujos muy bonitos en una libreta y me decía que los acabaría cuando se curara. No lo vi más. Un día la habitación estaba vacía y yo acabé mis prácticas. Quisiera pensar que le fue bien, aunque la estadístic­a me dice que no. Y las escenas de pacientes de covid-19 que ni siquiera han podido despedirse de la forma deseada de sus familiares y amigos me ha hecho volver este recuerdo de hace tantos años. Por eso mi insistenci­a en reforzar la salud pública y la investigac­ión. Porque ambas van de la mano.

Leía estos días que los emprendedo­res multimillo­narios Elon Musk (Tesla) y Jeff Bezos (Amazon) tienen grandes planes y proyectos de exploració­n espacial. Y me parece magnífico. Los que me seguís ya debéis saber que es una disciplina que me encanta. Pero mirando a las estrellas no puedo dejar de mirar a mi alrededor, ni creo que lo tengan que dejar de hacer los grandes mecenas de la sanidad y la investigac­ión. Porque nuevas enfermedad­es aparecerán y otras se modificará­n. Porque tendremos que estar preparados. Porque tenemos una cabeza no para llevar un sombrero, sino para pensar soluciones a los problemas que nos afectan como especie.

nManel Esteller es médico y director del Instituto de Investigac­ión contra la Leucemia Josep Carreras

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Leonard Beard
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Manel Esteller

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