El paradigma romántico
Miquel Cañellas INCA (BALEARES)
Al buscar la palabra amor en Google nos encontramos con más de mil millones de entradas. ¿Y si nos preguntan qué es el amor? No es simple responder, ni tampoco debe serlo. Quizá la siguiente palabra que nos viene a la cabeza al pensar en amor es dolor. No por el instante, sino por un futuro enamorado. Porque en ocasiones una cosa conlleva a la otra. Pero también hay que tener en cuenta que en el dolor hay amor, pues el amor nos hace vulnerables. «Jamás nos hallamos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos», decía Sigmund Freud.
En muchas ocasiones se habla de amor verdadero, y esto solo nos demuestra lo desvirtuada que está la palabra. La idea que predomina hoy en día es la que nos dejaron románticos como Víctor Hugo, Gustavo Adolfo Bécquer, William Blake… Pero la sociedad cambia a pasos agigantados, y por eso, quizá, ya estemos en otra etapa del entendimiento, que difiere de la mentalidad que nos dejaron los románticos. El paradigma va cambiando, y surge una nueva mentalidad, la de buscar el amor por todas partes. Surgen cientos de aplicaciones online para encontrar pareja. Ya empieza a quedar en un segundo plano el amor hallado o encontrado. Cuando una persona vacía intenta llenar su vida con esas muestras baratas de amor, sucede lo mismo que cuando cae una gota en una cueva vacía: su ruido lo impregna todo. El amor marca a todas las personas, para bien o para mal.