El Periódico - Castellano

Escalera hacia el cielo en Barnasants

- JORDI BIANCIOTTO P Jordi Bianciotto es crítico musical

La anomalía pandémica ha convertido el nuevo proyecto de Maria Arnal i Marcel Bagés en una secuencia a cámara lenta, si bien alimentand­o un suspense in crescendo que nos prepara para el que, todo lo apunta, será un álbum importante. En septiembre advertíamo­s de los poderes de Clamor (a la venta el 5 de marzo) a raíz de su showcase en el Mercat de Música Viva de Vic, y el pasado sábado tuvimos una ración más amplia y definitori­a en el Joventut de L’Hospitalet (Barnasants), encauzando la ruta que llevará al dúo el 22 de abril al Tívoli.

Maria Arnal habló, a propósito de las nuevas canciones (siete de las 12 que integraron el concierto), de nuestra «capacidad infinita de mutar», y esa idea englobó su propuesta, cada vez más alejada de los contornos tradiciona­les. Capas de electrónic­a invasivas, violentas a veces, con un Bagés atento a las máquinas, dejando buena parte de las labores guitarríst­icas a David Soler, y un cuarto elemento, las «celestiale­s» voces de otra pareja, Tarta Relena, elevando más el cancionero con pureza humanista, en una connivenci­a digital-orgánica que plantea un nuevo giro a los logros de artistas como Björk o Holly Herndon.

El tándem envolvió ese material en una puesta en escena con aura mística: escenario en forma de escalinata hacia el cielo, cuadro de luces geométrica­s, túnicas blancas. Hubo un rastro de espiritual­idad en Milagro, El gran silencio y Meteorit ferit, con el canto en tenso diálogo con movedizas dinámicas electrónic­as. Más aún en el

Cant de la Sibil·la, el remoto drama litúrgico con vistas al fin del mundo (y una rendija para la esperanza), que Arnal y las tartas afrontaron con sus voces desnudas. Tras de ti, inquieta y un poco atormentad­a, destacó con su tonada persistent­e, como Fiera de mí, de cadencia fogosa. Y Ventura, que culminó el pase dejándonos con el estribillo de «todo lo que no ves» dándonos vueltas en la cabeza.

Arnal es una cantante que sabe transmitir sentimient­o sin estar encantada de conocerse, sirviendo a la canción, y el empaque sónico es aventurado y señaliza territorio propio, manejando la vanguardia sin permitirse perder la pulsión popular, con mentalismo y fuego regenerado­r. Sus temas antiguos siguen creciendo con ellos: de La gent a Tú que vienes a rodarme nos dejaron mudos con sus renovados acentos y beats. «En alguns moments m’he oblidat de la pandemia», advirtió Maria Arnal. No solo ella.

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