El ascenso al trono de ‘O Rei’
El documental ‘Pelé’ repasa la vida y milagros del mítico futbolista brasileño desde que de niño trabajaba como limpiabotas hasta que se retiró convertido en leyenda con tres Copas del Mundo.
Hizo publicidad de ordenadores y Viagra, vendió diamantes fabricados a partir de mechones de su pelo, y desde que colgó las botas hace 44 años, ha dado luz verde a numerosos libros y películas dedicados a loar su figura. Pero, pese a ser un experto de la autopromoción, Pelé necesita una campaña de imagen. Cuanto más tiempo pasa y van surgiendo más candidatos al título de mejor futbolista del mundo, los espectaculares logros del brasileño corren peligro de quedar escorados en la consciencia colectiva.
Para ayudar a evitarlo, mañana llega a Netflix el documental Pelé, que repasa vida y milagros de Edson Arantes do Nascimento desde que trabajó como limpiabotas cuando era niño hasta que se retiró convertido en leyenda viva, y que presta especial atención a las tres Copas del Mundo que ganó –en 1958, 1962 y 1970– mientras redefinía la manera de jugar al fútbol de élite. En otras palabras, ni sus acciones humanitarias y los escarceos con la política y el cine que protagonizó a partir de los 80 -ni los anuncios de Viagra- son siquiera mencionados.
Dado que buena parte del carisma de Pelé siempre se sustentó en su afabilidad y que su vida esquivó el escándalo, el retrato ofrecido por la película carece del tipo de morbo al que, sin ir más lejos, tanto partido sacó en su día el documental Diego Maradona (2019); lo compensa con una larga entrevista con el astro brasileño, que actualmente necesita un andador –el tiempo no respeta a nadie–, y una amplia selección de bustos parlantes que incluye a familiares y viejos compañeros de selección como Amarildo, Jairzinho y Zagallo.
Un revolucionario
Aunque la mayoría de las imágenes de archivo resultarán familiares hasta a los aficionados al fútbol menos acérrimos, al aparecer bien contextualizadas dejan especialmente claro qué revolucionario fue Pelé con el balón en los pies, y cuánta sangre fría demostró al hacer en plena competición virguerías que otro jugador en su sano juicio solo intentaría en una pachanga.
Habrá quien eche en falta más metraje revelador de tan extraordinario talento, o que los directores
Ben Nicholas y David Tryhorn no exploren asuntos jugosos como las amenazas de secuestro y asesinato de las que Pelé fue objeto o su agitadísima vida sentimental. En el escasísimo tiempo que pasa hablando de ella, eso sí, el maestro alcanza a decir: «tuve relaciones con mujeres que resultaron en hijos, de los que no supe hasta tiempo después». A cambio, el documenta resulta intrigante cuando aborda la buena relación quesiempre mantuvo con la dictadura militar instaurada en su país en 1964, que muchos entendieron como una forma de legitimación. Uno de ellos es su excompañero Cajú: «Siempre he pensado que se comportó como el dócil hombre negro que responde «sí, señor» y lo acepta todo sin responder o cuestionar», afirma.
Por otra parte, ¿qué podía haber hecho si no? En aquella época, el boxeador Muhammad Ali fue arrestado y despojado de su título por negarse a ir a Vietnam, y los atletas Tommy Smith y John Carlos fueron suspendidos por levantar el puño en el podio durante los Juegos Olímpicos de México (1968) en señal de protesta contra el racismo en EEUU. Si incluso hoy en día muchos deportistas sufren castigos por expresar sus opiniones políticas –sirvan de ejemplo los casos recientes de Colin Kaepernick y Pep Guardiola–, ¿qué suerte habría corrido Pelé de haberse opuesto explícitamente a un régimen sangriento? «Ayudé más a mi país como futbolista de lo que lo habría hecho como político».
Contemplando una vez más las imágenes del Mundial–70, se hace difícil discrepar. Los expertos coinciden en que durante aquellos días de junio, y especialmente en su apabullante victoria (4-1) frente a Italia, la selección brasileña –la de Pelé, pero también la de genios como Jairzinho, Gerson, Tostao y Rivelino– llevó al futbol a su cota máxima de técnica y belleza. Que fueran el mejor equipo de la historia es opinable, pero que cambiaron el curso de este deporte no lo es. Hasta entonces, la mayoría de aficionados nunca antes habían visto fútbol por la televisión; desde que O rei y los suyos ofrecieron aquel espectáculo, no nos cansamos de sentarnos frente a ella esperando vivir algo que se le parezca.
El filme apenas roza su vida sentimental pero sí aborda su buena relación con la dictadura militar