Calles antibarricadas en París
eficiente para detener el movimiento de grandes contingentes de tropas. Hay que tener presente que la capital francesa todavía no había sufrido la transformación que viviría en el siglo XIX, cuando se construyeron sus famosos bulevares.
Aquel día de primavera de 1588, en los 16 distritos de la ciudad se utilizaron barriles llenos de arena y adoquines para construir barreras en las calles y bloquear las principales vías para repeler las acometidas de los hombres de Enrique III quien, incapaz de doblegar a los opositores, terminó huyendo de la ciudad. Además, su sucesor, Enrique IV, terminaría convirtiéndose al catolicismo para poder ser coronado nuevo rey. Él es el autor de la famosa frase «París bien vale una misa».
Así fue como aquella jornada ha pasado a la historia como el día de las barricadas. Además, el término saltó al resto de lenguas de Europa, gracias a las noticias de lo que había ocurrido en París. Desde entonces, las barricadas pasaron a ser un elemento constante en las luchas urbanas. Eso sí, los toneles han ido cediendo el paso a otros elementos que han formado parte del paisaje de cada época. Ahora son vallas, señales de tráfico y los tan bien valorados contenedores. Antes fueron coches, tranvías, carros, árboles... o lo que fuera que hubiera en la vía pública. Lo que no ha dejado de pasar nunca es que ante las injusticias y el malestar social siempre hay alguien que protesta y que sale a la calle para hacer oír su voz. Es esto lo que aparece en los libros de historia. No la cantidad de contenedores que han sido quemados.
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