Pros y contras
Los puros
Sigo, estupefacto, determinadas respuestas tras el ataque que sufrió la redacción de EL PERIODICO. Y quizás son más graves, más hirientes, más ilustrativas del momento que vivimos, las reacciones de quienes justifican la agresión que no las roturas de cristales o las pintadas en la fachada. Percibo mucho odio, mucho rencor, una especie de exaltación de la violencia necesaria y justa para castigar a un medio que ha dicho cosas que no gustaban a los que ahora atizan ese fuego. Incluso he leído –de parte de personas con un potente bagaje intelectual– comparaciones más o menos sutiles (poco sutiles, de hecho) entre mi diario y rotativos que ayudaron en el vuelo de la serpiente de la ignominia. Hablo de lo que sé. Aquí siempre he dicho lo que he querido, nunca he callado nada y siempre, siempre, se ha respetado una opinión que, seguro, no ha gustado a todo el mundo. Es un diario plural, con virtudes y defectos, por supuesto, con una determinada visión de la realidad impura, porque la realidad es así. Imperfecta. No digáis, inconscientes, que ya le tocaba, como unos justicieros salvadores, puros en la purificación del fuego que quema la convivencia.
Oportunismo
Pablo Hasél no es ningún héroe de la democracia, menos aún de la tolerancia, pero nunca debía haber entrado en la cárcel por una ley mordaza abusiva… No por eso. La violencia que se ha desatado durante las últimas noches merece la condena más enérgica, pero poco tienen que ver los protagonistas de los actos vandálicos de estos días con las personas que encabezan las manifestaciones en su inicio. El horror de otro ojo perdido exige una revisión del material, de su uso y de las tácticas de los antidisturbios, pero no justifica el proceder de Junts. No se puede tener el mando de Interior y, al mismo tiempo, desacreditar públicamente la labor de la policía que mandas. Menos todavía en noches de hogueras.
No se puede ser sistema y antisistema a la vez. Ni se puede elevar al altar de los héroes a fanáticos agresivos e insustanciales por el solo hecho de que cargan contra España. Tampoco es admisible la dilación del gobierno PSOE/UP en derogar la ley mordaza. Cada error, cada gesto oportunista, cada engaño de los gobernantes es una bola de billar impactando en otras muchas. Los efectos se multiplican, se confunden y se descontrolan. Más aún en tiempos de desazón.