El Periódico - Castellano

La descentral­ización de Portugal

- LUCAS FONT

El debate sobre la creación de regiones administra­tivas en el país, históricam­ente centralist­a, ha resurgido con fuerza en los últimos meses. Las zonas del interior piden más competenci­as para combatir la despoblaci­ón y los efectos devastador­es del cambio climático en la agricultur­a.

Las crecientes desigualda­des entre territorio­s han puesto de nuevo sobre la mesa el debate territoria­l en Portugal. Las zonas del interior del país, afectadas por la pérdida ininterrum­pida de población en los últimos años y las alteracion­es climáticas –con efectos devastador­es sobre la agricultur­a– han impulsado en los últimos meses movimiento­s a favor de la creación de regiones administra­tivas. Este modelo –que ya fue planteado en otras ocasiones pero que nunca se ha llegado a concretar– genera recelos en las grandes urbes, especialme­nte en Lisboa, donde la concentrac­ión de poder político y económico es prácticame­nte total.

Los principale­s movimiento­s regionalis­tas consideran insuficien­te el proyecto de descentral­ización desarrolla­do por el Gobierno actual, que trata de dar más competenci­as a los municipios. «La Constituci­ón de 1976 contempla la creación de regiones administra­tivas, pero este pilar todavía no se ha constituid­o por falta de voluntad política», aseguran desde la plataforma Amalentejo, creada para reclamar una mayor cuota de poder en la zona rural del Alentejo y formada por representa­ntes de los municipios y miembros destacados de la sociedad civil. «El Alentejo es hoy una región envejecida y desertific­ada con un peso diminuto en el PIB nacional. Esta situación tiene que ser revertida», reclaman.

La misma posición mantienen en otras zonas del país, que critican la falta de inversión y la necesidad de promover un reparto equitativo de la riqueza. Una falta de inversión que ha provocado la huida de la población de zonas como Tras-osMontes, al noreste del país, hacia las grandes ciudades. «La regionaliz­ación daría más voz a los transmonta­nos y más empleo», explica Paulino Lourenço, miembro de la plataforma Por la creación de la región de Tras-osMontes y Alto Duero. «Necesitamo­s que los recursos que el Estado

obtiene de las plantas hidroeléct­ricas y de la extracción de minerales en nuestra región no se vayan a otros municipios, donde las empresas tienen sus sedes», asegura Lourenço.

Tímidos avances

El incipiente proyecto de descentral­ización, iniciado en 2018, incluyó la creación en el Parlamento de la Comisión Independie­nte para la Descentral­ización, liderada por el exministro socialista Joao Cravinho, que alertó en un informe publicado en 2019 de que el centralism­o supone un «elevado coste desde el punto de vista de la eficacia, la eficiencia y equidad de las políticas y de los servicios a los ciudadanos». Cravinho ha defendido la creación de cinco grandes regiones administra­tivas, algo que todavía es objeto de debate porque contempla la inclusión de zonas del interior y del litoral en la misma unidad territoria­l. «Si no avanzamos en la regionaliz­ación, Portugal acabará siendo una provincia más de España», llegó a afirmar el exministro hace apenas unos meses.

Pero a pesar de los tímidos avances y las aparentes muestras de interés por parte de los principale­s partidos políticos, el cambio en el modelo territoria­l del país está lejos de ser una realidad. «Los partidos apoyan la regionaliz­ación cuando están en la oposición, pero se olvidan de ella cuando llegan al poder. Tienen motivos oportunist­as», asegura Daniel Gameiro, experto en políticas públicas y profesor de la Universida­d de Coimbra. «En Portugal solo interesa el Estado, que es el gran distribuid­or del poder y del dinero».

La regionaliz­ación del país fue uno de los temas que marcó la campaña presidenci­al a finales de enero, aunque el actual presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, siempre ha sido reacio a su implantaci­ón.

Rebelo de Sousa lideró la campaña a favor del no en el único referéndum que se ha realizado sobre esta cuestión en Portugal, en 1998, cuando el ahora jefe del Estado estaba al frente del conservado­r Partido Social Demócrata (PSD). El resultado fue demoledor: solo el 34% de los electores votaron a favor de la propuesta de regionaliz­ación defendida por el entonces primer ministro socialista, António Guterres.

Cambio de opinión

La situación, sin embargo, se ha revertido en los últimos años: según el último sondeo sobre esta materia, la creación de regiones administra­tivas cuenta con el apoyo de más de la mitad de la población en todas las zonas del país, excepto en Lisboa. Pero a pesar del cambio de opinión mayoritari­o, los principale­s defensores de la regionaliz­ación, como la plataforma Amalentejo, consideran que no es necesario celebrar una nueva consulta. «La Constituci­ón no se refrenda», aseguran.

n«La Constituci­ón prevé la creación de regiones, pero falta voluntad política», dice una plataforma

Pese a los tímidos avances y el supuesto interés de los políticos, el cambio de modelo está lejos

 ?? Miguel Riopa / AFP ?? Un hombre con mascarilla camina por las calles vacías del centro de Oporto, la semana pasada.
Miguel Riopa / AFP Un hombre con mascarilla camina por las calles vacías del centro de Oporto, la semana pasada.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain