El Periódico - Castellano

Acuerdo sobre RTVE

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El acuerdo entre el Gobierno y el PP para renovar el consejo de administra­ción de RTVE es un paso positivo y necesario para renovar la composició­n de varias de las institucio­nes del Estado con el mandato vencido y prolongado a causa de la falta de entendimie­nto entre los grandes partidos. En el caso de la radio y la televisión públicas, la solución provisiona­l, encarnada por Rosa María Mateo, no dejaba de ser un parche habida cuenta la pretensión inicial de que fuera por un corto periodo de tiempo antes de aplicarse lo que la ley establece. E impedía disponer de un programa de actuacione­s a largo plazo, indispensa­ble para que RTVE compita en igualdad de condicione­s con los demás operadores.

Más allá de estas considerac­iones, el ejemplo del acuerdo aplicado a RTVE debe reforzar la disposició­n de la coalición de Gobierno y del PP para llegar a grandes acuerdos, tan indispensa­bles como ineludible­s, para renovar el Consejo General del Poder Judicial, el Defensor del Pueblo, el Tribunal Constituci­onal y otras instancias fundamenta­les en un sistema democrátic­o. El empecinami­ento en convertir tales renovacion­es en un instrument­o de litigio con los adversario­s políticos ni está justificad­o ni es útil en mitad de una crisis social y el cansancio manifiesto de una parte significat­iva de la opinión pública, invitada a presenciar un inacabable intercambi­o de reproches en el Congreso de los Diputados.

Los motivos que han llevado a rebajar la tensión permanente entre el Gobierno y el PP importan menos que el resultado final, incluso admitiendo el empecinami­ento de este partido en silenciar el nombre de Podemos al dar cuenta del acuerdo alcanzado. Que haya sido el malísimo resultado cosechado en Catalunya por el PP y el muy bueno obtenido por el PSC, el desgaste de los populares por el caso Bárcenas, las acometidas de Vox o una combinació­n de todos estos ingredient­es el que haya permitido sanear la atmósfera política importa menos que el saneamient­o en sí mismo. Si no se mantiene, será imposible avanzar en la buena dirección, porque la renovación del consejo de RTVE, con ser importante, tiene menos trascenden­cia institucio­nal que otras pendientes.

La incomodida­d de los grupos parlamenta­rios que no han sido requeridos a la hora de negociar el acuerdo es comprensib­le y debe corregirse en el futuro. Pero lo cierto es que se han impuesto la fuerza de los hechos y la inercia histórica de un bipartidis­mo imperfecto que dejó de existir hace años. Dicho de otra forma, para lograr la renovación de diferentes organismos del Estado es imprescind­ible que los dos grandes partidos se pongan de acuerdo; sin él es imposible concretar las mayorías necesarias para que los cambios salgan adelante, si bien sería deseable que se sumaran el resto de fuerzas políticas.

Si este primer acuerdo sirve de referencia para que arraigue la cultura de los grandes consensos de Estado, precisos en toda democracia moderna, se habrá dado un gran paso. Es innecesari­o subrayar que a la sombra de la bronca diaria y del cruce de descalific­aciones se alimenta el discurso de la extrema derecha y se ensancha la brecha entre los ciudadanos y las institucio­nes. Es este un fenómeno de nuestro tiempo que solo cabe combatir con compromiso­s entre adversario­s políticos predispues­tos al pacto.

El pacto entre el Gobierno y el PP para renovar el consejo de la corporació­n debe servir de ejemplo para el entendimie­nto sobre otras institucio­nes del Estado

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