Sí somos una democracia

Desgraciadamente, en los últimos tiempos no tenemos mucha suerte con el nivel temático y discursivo que domina nuestra sociedad española. La verdad que no tengo idea de cuáles serán las causas que muchos parecen establecer: la clase política, las vueltas con la educación obligatoria, la juventud desinteresada, los intereses partidistas y otras explicaciones en forma de clave para justificar tal fenómeno. Me incita a la escritura la carta Democracia plena, o no, de Óscar Iglesias, publicada en este periódico. Tal como el propio dianárquico rio propone, estas cartas son para generar debate, y bien que lo han provocado. Al autor de tal carta yo le quiero preguntar: ¿Qué es una democracia real? Porque la simplificación de argumentos expuestos no daba a comprender qué quería decir.

Partiendo de la base de que estoy a favor de modificaciones en la ley mordaza, de forma que no pueda ser utilizada para coartar la libertad de expresión, decir que encarcelan a un rapero por llamar ladrón al Rey es mentira (se puede consultar la sentencia en redes sociales) o no añadir que los dos policías de Linares están encarcelados y sin fianza es no contar toda la verdad. Son solo unos ejemplos.

No hay espacio aquí para realizar una reflexión profunda sobre el tema, pero fatiga la simplificación sobre ciertas ideas con semejantes expresiones y argumentos. Y, quizá, sí que haya cierta responsabilidad en esos políticos que simplifican los mensajes. Pero eso no elude la responsabilidad individual de cuestionarse lo que uno escucha. Más que darle razones o argumentos de cuál es el nivel democrático en España, yo invitaría al autor, y a muchos otros, políticos incluidos, a vivir (y no me refiero a ir de vacaciones dos semanas) en algunos países de África y Oriente Medio donde he tenido la suerte de vivir. Y donde, como algunos estarán pensando, no existe democracia, ni real... bueno, en algunos sí ficticia.

En fin, no habrá democracia perfecta, pero es que muchos no saben lo que tienen.