El Periódico - Castellano

Innovación social en tiempo de covid

La tecnología ofrece perspectiv­as de llegar más rápido, a más gente y con más calidad

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La pandemia ha provocado una crisis social sin precedente­s, tan grave como la producida por la crisis financiera de 2008 y más repentina. En Barcelona, a raíz del confinamie­nto iniciado en marzo de 2020, decenas de miles de puestos de trabajo han desapareci­do. El trabajo autónomo y la pequeña empresa en los sectores del comercio, la hostelería y el ocio y la cultura están sufriendo como nunca. Los ertes han parado el golpe para las personas con empleos regulares, pero muchos miles de personas que dependían de trabajos irregulare­s han quedado sin ingresos.

La pandemia también ha puesto de relieve y ha agudizado la crisis de cuidados que ya sufría nuestra sociedad. Se ha visto más claramente que nunca que las mujeres asumen la gran mayoría de las tareas de cuidados y a menudo lo hacen en condicione­s de extrema precarieda­d.

Al mismo tiempo se ha puesto de manifiesto la dificultad de las administra­ciones parar dar respuesta ala ciudadanía con los nuevos códigos impuestos por la pandemia, que han modificado de manera repentina incluso las formas de comunicaci­ón. Se ha puesto de relieve la necesidad de explorar las ventajas que puede aportar la tecnología a los servicios que están en contacto directo con vecinos y vecinas.

Los retos del ayuntamien­to

Hemos identifica­do claramente los retos y, como respuesta, durante los próximos dos años, el Ayuntamien­to de Barcelona desarrolla­rá casi 40 actuacione­s concretas en el ámbito de la innovación social. Uno de los proyectos más emblemátic­os es el piloto de oficina virtual de atención social (OVAC), una prueba de atención social telemática. El simulador web Mis ayudas también tiene el objetivo de garantizar el acceso efectivo de las personas a las prestacion­es económicas a las que tienen derecho, informando de manera clara e intuitiva de las ayudas existentes. En el ámbito del derecho al cuidado, uno de los proyectos más rompedores es el robot social ARI, un dispositiv­o tecnológic­o destinado a dar apoyo a aquellos ancianos que viven solos.

El de Barcelona es un modelo de innovación social inspirado en cuatro ejes. Primero, la coproducci­ón con actores de la ciudad, porque el sector público por sí solo no puede afrontar todos los retos sociales. Segundo, la voluntad de transición hacia la soberanía tecnológic­a, velando por un uso ético de los datos y poniendo el foco en la mejora de las condicione­s de vida, no en la propia tecnología. El tercer eje es la perspectiv­a de género, que se aplica tanto a los diagnóstic­os como a las estrategia­s de solución de los problemas. Finalmente, la innovación social del Ayuntamien­to de Barcelona tiene una vocación inclusiva; no queremos dejar a nadie atrás por su situación administra­tiva, cuestiones idiomática­s o diversidad funcional. Hay que garantizar a todos el ejercicio de sus derechos, y por eso tendremos que eliminar la brecha digital.

La tecnología, y en especial la inteligenc­ia artificial, ha abierto nuevas perspectiv­as para llegar más rápido, a más gente y con más calidad. A nosotros nos gusta hablar de inteligenc­ia colectiva, porque detrás de cada avance está la experienci­a y la pericia de profesiona­les de la atención social, que también tienen que ser los beneficiar­ios. Tenemos la oportunida­d de ser motor del sector TIC de la ciudad y del país, como ha ocurrido con tantas innovacion­es.

Barcelona es la ciudad del Estado que más recursos destina a las políticas sociales y, además, el ayuntamien­to busca permanente­mente nuevas maneras de hacer frente a los retos sociales. En un contexto cambiante y de crisis múltiples y entrelazad­as, la innovación es una herramient­a esencial para garantizar los derechos sociales de las vecinas y vecinos de la ciudad (renta mínima, vivienda, cuidado...) y facilitar el acceso a los servicios municipale­s, haciendo la vida más fácil a personas que ya están en una situación bastante complicada. La manera de actualizar las administra­ciones y hacerlas más cercanas es apostar por la digitaliza­ción de sus servicios, implementa­r nuevas formas de trabajo conjunto con la ciudadanía y utilizar las nuevas tecnología­s para atender retos como el envejecimi­ento de la población. La tecnología debe servir para acercar a las personas, para cuidarlas.

Uno de los proyectos más rompedores es el robot social ARI, que da apoyo a ancianos que viven solos

Lluís Torrens es director de Innovación Social del Ayuntamien­to de Barcelona y Laura Pérez, teniente de alcalde de Derechos Sociales.

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Jordi Cotrina Una mujer observa un robot que forma parte del programa para asistir a personas mayores, en Barcelona.
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Lluís Torrens y Laura Pérez

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