La irrupción de las macrococinas alarma a vecindarios de BCN
Hace unos cuantos años, unos vecinos del Eixample dedujeron sagazmente que unas misteriosas obras en un local de la calle de Bailèn iban a desembocar en un macroburdel de manual cuando vieron descargar un arsenal de bidets. Salvando las distancias -el asunto esta vez va del placer de la mesa-, ahora han sido residentes de Les Corts los que han descubierto que la gigantesca salida de humos que se levantaba en la calle de Felipe de Paz era el primer paso para una macrococina con al menos 40 cocinas de alquiler que ha dado lugar a una rebelión vecinal al respecto. En pocos días, la historia se ha repetido en Sant Martí, con igual alarma vecinal.
La misma pandemia que arruina a miles de restaurantes catalanes tras meses de horarios restringidos (y sin cenas) está aupando las cocinas de quienes elaboran platos que se pueden devorar a domicilio. Muchos, desde sus propios establecimientos convencionales, con la persiana a medio bajar, pero cada vez más desde cocinas ubicadas en otros puntos. Lo que ya era una clara tendencia en muchas ciudades europeas -incluida Barcelonaen formato individual, se ha multiplicado, alentado por la crisis sanitaria y el objetivo de reducir al máximo los costes fijos. Se trata de cocinas profesionales que funcionan solo para el delivery.
Eliminando del proceso servicio, mesas, camareros, restaurante y experiencia emocional, el asunto se reduce a la esencia: el plato, que se disfrutará en casa del cliente final. En Londres irrumpió como alternativa a los carísimos alquileres e inversiones para un restaurante, de modo que emprendedores y negocios que no tenían capacidad física para desarrollar la opción a domicilio instalaron fogones en sótanos, calles desiertas o hasta contenedores reciclados. De ahí el nombre anglosajón, dark kitchen, aunque también se las conoce como restaurantes virtuales o fantasma.
Con un crecimiento del 86% del delivery en toda España desde el coronavirus y las restricciones, el emergente negocio avanza hacia nuevas dimensiones en Madrid y Barcelona, entre otras urbes. De hecho, hace ya cinco años que Coocció fue pionero (casualmente también en Les Corts) con su concepto de «incubadora gastronómica» y cocina compartida para alquilar a profesionales por horas (desde restaurantes a emprendedores -su primera motivacióny para cáterings). También incorpora 11 cocinas individuales que en la actualidad tiene alquiladas a Glovo para algunas de las marcas que distribuye. Es un espacio de unos 500 metros cuadrados, que «crea empleo, cumple las medidas sanitarias y legales» y no ha provocado nunca problemas de convivencia vecinal, destaca su fundador, Xavi Carmona.
No obstante, la nueva alarma en Les Corts y Sant Martí ha llegado