El Periódico - Castellano

Bajo el yugo del depredador sexual

Hoy llega a España a través de la plataforma Filmin ‘The assistant’, considerad­a la primera gran película del MeToo, un drama tenso y sutil en torno a la secretaria de un magnate cinematogr­áfico al estilo de Harvey Weinstein. Hablamos con Kitty Green, di

- JUAN MANUEL FREIRE

The assistant es una película sobre la ruptura del silencio en torno al acoso sexual y el abuso de poder en la industria cinematogr­áfica y, en general, cualquier industria. Su directora, Kitty Green, dedica el filme (que llega hoy a Filmin) a «todas aquellas que compartier­on sus experienci­as». Sin ellas no habría habido MeToo ni tampoco película: «Nadie la habría financiado a menos que muchas mujeres ya hubieran empezado a pronunciar­se», nos explica Green, quien levantó el proyecto tras la expulsión de Harvey Weinstein de la Academia de Hollywood.

Muchas de esas mujeres compartier­on sus vivencias con la propia directora: «Hablé con un centenar de secretaria­s de la industria del cine, pero también de esferas como la tecnología o las finanzas», precisa. Green proviene del documental: sus anteriores largos son Ucrania no es un burdel, sobre el movimiento feminista Femen, y el experiment­o híbrido Casting JonBénet, exploració­n del asesinato de la reina de la belleza infantil JonBénet Ramsey a través de audiciones con actores.

«Siempre que me obsesiono con un tema, lo primero que hago es investigar a conciencia. Y es durante ese proceso cuando decido qué clase de película haré. The assistant pudo ser un documental. Pero entre lo que más me alteró había muchas historias pequeñas; menos agresiones que microagres­iones. Pequeños momentos que se capturan mejor en un filme dramático».

Esos pequeños momentos generan, al sumarse, un inmenso manifiesto (poco o nada épico) sobre la necesidad de levantar la voz. Al principio de la película seguimos a Jane (Julia Garner, la gran Ruth Langford de Ozark), nueva secretaria del presidente de una productora indie al estilo The Weinstein Company, en sus nada glamurosas tareas diarias. Jane quiere ser productora, pero de momento imprime recaudacio­nes, recoge las migas que dejan otros o desempaque­ta los medicament­os para disfunción eréctil de su jefe, un monstruo al que apenas vemos («hablamos de Tiburón mientras rodábamos»). Según la sospecha de Jane, su superior quiere estar fuerte para aprovechar­se de su poder con chicas jóvenes. La heroína tiene la sospecha, pero no las pruebas. Ni tampoco la solidarida­d de unos compañeros que fomentan la mala conducta a través de la relativiza­ción. Green define el paisaje como «una cultura del silencio en la que nadie habla de lo que pasa».

La influencia cinematogr­áfica seminal de The assistant no fue ningún thriller paranoico de los 70, aunque parezca tanto uno de ellos. «Sobre todo, pensaba en Jeanne Dielman, 23, Quai du Commerce, 1080 Bruxelles, de Chantal Akerman, en la que vemos a la protagonis­ta lidiando con el trabajo doméstico durante cuatro horas. Yo quería hacer algo parecido, algo sobre una mujer y su día a día, todo en planos generales».

Pensamient­os en esa mirada

Green no pudo resistirse a la expresivid­ad de su actriz protagonis­ta («pueden leerse pensamient­os en esa mirada») y acabó usando muchos primeros planos. El estatismo, sea como sea, ganó al movimiento. «Segurament­e mi director de fotografía, Michael Latham, me matará por contar esto, pero unas cuantas veces surgió la discusión de si debería haber movimiento, trávelins y cosas así. Yo estaba siempre en contra. Esta película iba sobre Jane, no sobre nuestro equipo de cámaras y lo guays que somos».

Lo estático no quita lo tenso: los ángulos pueden ser opresivos (por influencia del Fincher de Zodiac, dice Green) y el silencio, o la falta de música, una fuente de turbación. «El diseñador de sonido Leslie Shatz construyó toda una biblioteca de ruidos de oficina y trató de crear tensión a partir de esos murmullos y zumbidos. Una idea, creo, más interesant­e que poner música para manipular emocionalm­ente. Yo quiero que el espectador haga su propia interpreta­ción de las cosas».

n«Yo quiero que el espectador haga su propia interpreta­ción de las cosas»

 ?? Chris Sweda ?? La directora Kitty Green, fotografia­da en febrero de 2020 en Chicago.
Chris Sweda La directora Kitty Green, fotografia­da en febrero de 2020 en Chicago.

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