El Periódico - Castellano

Carta conjunta

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La dichosa pandemia ha hecho estragos en todas las esferas del deporte. Mientras las categorías profesiona­les se las ingenian para seguir adelante con todo tipo de protocolos y prevencion­es, los sectores más modestos empiezan a ver la luz en un contexto marcado por el caos y la incertidum­bre. Es el caso de la Primera Catalana, que se reemprende este fin de semana en plena crisis con la federación y el rechazo de 31 de los 40 clubs implicados.

El carrusel de reproches y disputas entre las partes es de dimensione­s mayúsculas. La categoría territoria­l fue suspendida en octubre con solo dos jornadas disputadas. Hoy regresa con un formato polémico que albergará solo la primera fase hasta el 13 de junio. Serían 16 partidos en cuatro meses y medio en los cuatro subgrupos de 10 equipos. Promociona­rían los cuatro primeros para dos ascensos y bajarían los tres últimos de cada subgrupo. Esa es la teoría. El próximo lunes hay una reunión clave que podría deparar la suspensión de la Segunda Catalana, lo que facilitarí­a más de una retirada en Primera si finalmente no hay descensos.

Todo se empezó a agitar a principios de febrero cuando el Procicat autorizó el regreso de las competicio­nes que dan acceso a categorías estatales. Es el caso de la Primera Catalana, que está por debajo de la Tercera División. Inmediatam­ente, los clubs se reunieron y el día 10 ofrecieron su veredicto: 31 de 40 se postularon en contra del regreso, uno se abstuvo (el Can Vidalet) y 8 votaron a favor. La Federación Catalana de Fútbol (FCF) no se inmutó y elaboró el calendario del retorno, con la idea de no sancionar económicam­ente a los clubs que decidieran no jugar. El castigo sería el descenso fulminante.

Este jueves las entidades volvieron a enviar una carta al organismo reclamando que se pueda competir voluntaria­mente y solo haya ascensos, nunca descensos. Su negativa se fundamenta en motivos sanitarios (no se han hecho

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