El arrebato de Bárcenas

El arrebato de Bárcenas está haciendo mucho daño a Casado y al PP actual, y él no gana ni ganará nada. Lo de Bárcenas es emocional. Lo que intenta desesperadamente es algo así como equilibrar la balanza. Él considera que todos los que recibían sus regalitos también tienen que sufrir. Es una especie de acto de justicia distributiva, y aquí es donde radica su gran error.

Los otros, los receptores de los sobres regalo, eran políticos que los aceptaban sonriendo y sin firmar recibo alguno; sin embargo, el que se llevaba metódicamente y con alevosía fuera de España parte de las donaciones que el PP recibía de empresarios afines era él; esta es la diferencia incuestionable.

Por tanto, si Bárcenas hubiese permanecido en la cárcel calladito como hacen los reclusos inteligentes, a los pocos años, como ocurrió con Urdangarin y otros muchos, hubiera podido conseguir un tercer grado y, sin hacer ruido, alcanzar la libertad junto con su amada esposa para poder disfrutar en silencio de su fortuna (la que ambos tienen en el extranjero).

Igual que ya no se habla de Roldán, ni de muchos otros corruptos, Bárcenas también hubiese pasado al olvido. No obstante, con este arrebato y enseñando sus famosos papeles a diestro y siniestro sonoriza el caso, se hace famoso, pierde amigos, prolonga sus angustias y perjudica de mala manera a un tercero: este joven y renovado PP que nada tiene que ver con el de antaño, el de aquellas innumerables irregularidades y trapicheos.

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