El Periódico - Castellano

La desigualda­d entre hombres y mujeres se agrava con la pandemia

► La ONU estima que la tasa de pobreza entre la población femenina aumentará un 9,1% por el covid ► El impacto se debe a una mayor presencia en los sectores más castigados por la crisis

- LAURA PUIG

Si hay algo que ha aflorado –y se ha acentuado– este último año marcado por el covid-19 ha sido la desigualda­d: entre ricos y pobres, entre países desarrolla­dos y países en vías de desarrollo, entre hombres y mujeres... En este último caso, la pandemia ha añadido más kilos a las pesadas mochilas que ya cargan sobre sus hombros las mujeres, que están sufriendo con mayor gravedad los efectos sociales y económicos del coronaviru­s. Y, en consecuenc­ia, los avances logrados en los últimos años han sufrido importante­s retrocesos. De hasta 10 años en algunos ámbitos.

Hay varias causas que explican el mayor impacto del covid en la población femenina. «La principal es que las mujeres están sobrerrepr­esentadas en aquellos sectores económicos más precarios y que se han visto más golpeados por la pandemia», explica Silke Staab, investigad­ora de ONU Mujeres. Es decir, en sectores cuya probabilid­ad de perder el puesto de trabajo es mayor debido a las medidas de confinamie­nto, distancia social y cierre parcial que han impuesto los gobiernos de todo el planeta. Es el caso del turismo, la restauraci­ón y el trabajo doméstico. La Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) estimó en junio de 2020 que el 72% de las trabajador­as domésticas de todo el mundo habían perdido sus empleos a causa de la pandemia. Otro dato: 740 millones de mujeres trabajan en la economía informal y solo en el primer mes del coronaviru­s sus ingresos se redujeron en un 60%.

«Calculamos que si hubiese una misma representa­ción de hombres y mujeres en esos sectores, 112 millones de mujeres no habrían perdido su trabajo», subraya Íñigo Macías, coordinado­r de investigac­iones de Intermón Oxfam. Esta circunstan­cia se ve agravada en los países de rentas más bajas, pues allí el 92% de las mujeres tienen empleos informales, peligrosos e inseguros, sin ningún

acceso a prestacion­es sociales ni subsidios por desempleo.

Por estos motivos, Naciones Unidas sostiene que el covid-19 ampliará la brecha económica entre hombres y mujeres en todo el mundo. Si estaba previsto que entre 2019 y 2021 la tasa de pobreza entre la población femenina se redujera un 2,7%, la aparición del SARS-CoV-2 ha invertido esta tendencia y se calcula que aumente un 9,1%. Así, la organizaci­ón vaticina que este año habrá 247 millones de mujeres mayores de 15 años viviendo en situación de pobreza extrema (con 1,55 euros al día) por 236 millones de hombres. Las zonas del planeta más afectadas seguirán siendo África subsaharia­na y Asia meridional.

Otra causa que explica el mayor impacto de la pandemia sobre las mujeres es el aumento de la demanda para hacer frente a las actividade­s del cuidado. El cierre de las escuelas en 180 países ha comportado que 1.700 millones de niños y jóvenes se hayan quedado en sus casas, y en la mayoría de los casos han sido las mujeres las que han asumido la responsabi­lidad de cuidar a los hijos y ejercer el papel de maestras, con lo que muchas de ellas se han visto abocadas a tener que dejar el trabajo o soportar una mayor presión psicológic­a. En algunos lugares del mundo, como EEUU, los menores llevan un año sin pisar las aulas.

Capítulo aparte merece el aumento de la violencia machista. Como recuerda ONU Mujeres en un informe sobre igualdad de género durante la pandemia, «para muchas mujeres y niñas, el hogar no es un lugar seguro». Según datos anteriores a la aparición del covid-19, una de cada tres mujeres sufría violencia sexual o física, la mayoría, por parte de su pareja. Los confinamie­ntos domiciliar­ios no han hecho otra cosa que aumentar la vulnerabil­idad y el martirio de estas víctimas. En algunos países, el número de llamadas a las líneas telefónica­s de ayuda se ha quintuplic­ado durante este año de convivenci­a con el coronaviru­s.

¿Cómo revertir tendencias?

Las recomendac­iones para frenar y revertir estas tendencias no son ningún misterio. «Abordar la segregació­n ocupaciona­l, las brechas salariales de género y el acceso a los servicios de cuidado infantil asequibles, pasando por instrument­ar paquetes de apoyo económico para las mujeres vulnerable­s e incrementa­r las medidas de protección social dirigidas a las mujeres y las niñas», explica ONU Mujeres. Respecta a los cuidados, Macías hace hincapié en la «necesidad de integrarlo­s en nuestras economías» para conseguir que dejen de estar asignados «por normas no escritas» a las mujeres.

Staab avisa de que «la crisis no se ha acabado» y de que hay «una exigencia continua de medidas de emergencia» que deben atender las necesidade­s de las mujeres. «Hemos detectado que las medidas puestas en marcha por muchos países han sido a corto plazo, para un mes, tres meses… Pero la pandemia continúa», añade la investigad­ora de ONU Mujeres.

El reto está servido y, si no se enfrenta, el paso atrás que ha supuesto la pandemia en igualdad será inabarcabl­e.

740 millones de mujeres trabajan en la economía informal y sus ingresos se redujeron en un 60%

Las Naciones Unidas prevén este año 247 millones de mujeres en situación de pobreza extrema

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Una mujer camina con su hijo entre la multitud, en una estación de tren de Bombay, en la India.
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Francis Mascarenha­s / Reuters

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