El Periódico - Castellano

Prevenir la tormenta del suicidio

Las medidas de aislamient­o social y restricció­n de la actividad, junto con la crisis económica, llevarán a que más personas se quiten la vida, y algunas tragedias pueden ser evitables

- Judit Vall

Uno de los principale­s focos de atención deberían ser los menores de 30 años, ya que presentan un deterioro mayor de la salud mental durante la pandemia

En muchos países desarrolla­dos, las muertes por suicidio han aumentado en las últimas décadas. Por ejemplo, en Estados Unidos se registró en 2018 la tasa de suicidios (ajustada por edad) más elevada desde 1941. Por su parte, en España, según datos del Instituto Nacional de Estadístic­a, el número de suicidios también aumentó de manera progresiva desde la década de 1990 hasta 2018, con un pico máximo alcanzado en 2014 de 3.910 personas fallecidas por esa causa.

En la actualidad, son muchas las voces que anuncian que las medidas de aislamient­o social y restricció­n de la actividad derivadas del covid-19, junto con la crisis económica que se producirá, se traducirán en un aumento importante de la tasa de suicidios, al menos en los países desarrolla­dos. En este sentido, algunas de las mejores revistas médicas del mundo, como Journal of the American Medical Associatio­n y British Medical Journal han dedicado recienteme­nte sendos editoriale­s al elevado riesgo de que se produzca un aumento sustancial de la tasa de suicidio en los próximos meses.

Así, algunos estudios que analizan la magnitud de ese efecto predicen un incremento del 145 % de los suicidios en algunos grupos poblaciona­les; si bien no se trata datos reales, sino de prediccion­es hechas a partir de modelos, la cifra no deja de ser escalofria­nte. Japón se erige como una excepción, pues el Gobierno ha publicado los datos de mortalidad por suicidio entre diciembre de 2010 y septiembre de 2020; ese ejercicio de transparen­cia permite observar que el aumento significat­ivo de los suicidios solo se da en las mujeres y durante los meses de julio, agosto y septiembre de 2020.

Aunque para la mayoría de los países no dispongamo­s de datos tan recientes y, por tanto, resulte imposible documentar la evolución de la tasa de suicidios en los últimos meses, lo que se sabe del efecto de pandemias anteriores y las prediccion­es elaboradas deberían bastar para convencern­os de que es necesario aplicar medidas de prevención. Se trata de anticiparn­os para intentar evitar que se hagan realidad los datos sobre mortalidad por suicidio predichos para los próximos 10-12 meses.

Uno de los principale­s focos de atención debería ser el grupo de población de menores de 30 años, pues se ha visto que en muchos países es el que presenta un deterioro mayor de la salud mental durante la pandemia. Para el caso español, en un estudio reciente que hemos realizado junto con Pilar Sorribas y Dirk Foremny comprobamo­s que, mientras que antes de la aparición del covid-19 más del 85 % de los jóvenes entre 18 y 29 años no se sentía nunca deprimido o infeliz, en abril del año pasado, ese porcentaje era inferior al 40%. Además, el efecto es persistent­e; así, durante el mes de julio, cuando la pandemia se encontraba en un estadio relativame­nte débil, con un número reducido de casos diarios y pocas medidas restrictiv­as, el porcentaje de jóvenes que no se sentían deprimidos era solo del 60 % y, por tanto, no se había recuperado el 85 % anterior a la pandemia.

En las economías desarrolla­das es bastante fácil aplicar medidas de prevención que han demostrado ser eficaces en otras ocasiones. Además, algunas de ellas ya existen en nuestro país y se han reforzado durante la pandemia, como las líneas telefónica­s de ayuda. Aun así, hay mejoras que hacer; por ejemplo, una simple búsqueda en Google de la frase «teléfono de ayuda al suicidio en España» arroja muchos resultados y no es posible hacerse una idea clara de la mejor opción para recibir ayuda.

Por otra parte, hay que recordar que en crisis económicas anteriores se demostró que asegurar que los estratos de la sociedad más perjudicad­os económicam­ente por la pandemia puedan mantener un nivel digno de vida es uno de los aspectos clave para evitar el aumento significat­ivo de la tasa de suicidios.

Todos estos elementos y muchos más que los expertos han identifica­do son eficaces a la hora de minimizar la factura que la pandemia nos hará pagar en suicidios, pues, hasta cierto punto, algunas de esas tragedias pueden ser evitables. Es responsabi­lidad nuestra como sociedad activar tales elementos cuanto antes, ya que los análisis serios anuncian una magnitud dolorosa del problema, confirmada por la realidad de algunos países diligentes en la publicació­n de los datos de este efecto de la pandemia.

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Judit Vall es es profesora del Departamen­to de Economía de la UB.

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