Jornada inaugural que no dejará huella
Unabomber perpetró 16 atentados entre 1978 y 1995, que en total causaron tres muertos y 23 heridos. Casi todos sus ataques fueron cartas bomba mandadas a científicos, empresarios, expertos informáticos y demás gente conectada con el ámbito tecnológico y la destrucción del medio ambiente. En 1996, prometió dejar de actuar
A causa del coronavirus, este año la Berlinale será más rara que nunca: es cien por cien virtual, sin alfombras rojas ni comparecencias ante la prensa; y durará tan solo cinco días. Por lo tanto, únicamente habrá que esperar hasta este viernes para conocer cuáles de las 15 películas a concurso hacen un hueco en el palmarés.
uEl sentido común sugiere que entre las premiadas no debería figurar
usi la prensa accedía a publicar su ninguna de las dos competidoras presentadas ayer:
de la alemana Maria Schrader, desperdicia su futurista premisa –robots programadas para ser cónyuges perfectos– usándola como base de una ramplona comedieta; y de los libaneses Joana Hadjithomas y Khalil Joreige, mezcla de mala manera el folletinesco melodrama familiar y la reflexión a medio cocer sobre la memoria y el trauma.
manifiesto ideológico. Seis meses después de que esas 35.000 palabras vieran la luz, con 53 años, Kaczynski fue detenido en la aislada cabaña donde vivía. Nunca saldrá de la cárcel. Tanto algunos de sus ataques como su arresto aparecen recreados en Ted K, pero en todo caso el director Tony Stone evita el relato biográfico al uso; en colaboración con el actor Sharlto Copley, prefiere perfilar al personaje a través de una sucesión de momentos de los que emerge una psicología basada en el miedo, la obsesión y la paranoia.
En el momento de su publicación, el manifiesto La sociedad industrial y su futuro fue considerado por muchos una obra visionaria. Cabeceras como The New York Times
Y si el interés popular por Kaczynski no disminuye quizá sea porque resulta tentador afirmar que esas ideas nunca habían sido tan relevantes como ahora. En su texto advirtió contra el ascenso de una élite de super-ricos, y escribió que el planeta está siendo destruido por las empresas de telecomunicaciones, los sistemas sanitarios modernos y los pesticidas. Señaló que nuestra creciente dependencia de las máquinas ha creado una sociedad enferma y está acabando con nuestra capacidad para pensar por nosotros mismos, y basta acordarse de un puñado de nombres –Google, Amazon, Apple, Netflix, Facebook, Instagram– para darle la razón.
Por último, además, Unabomber aseguró que su objetivo con todos esos atentados era que la tensión social aumentara lo suficiente para provocar la quiebra del sistema, y por tanto resulta fácil imaginárselo en su celda, leyendo acerca de las revueltas y el caos causados por los abusos políticos y la pandemia –en parte motivada por los excesos del capitalismo–, y sonriendo.
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