El portátil, la tableta y el móvil que los delata
Mientras PwC investigaba, por encargo de Bartomeu, el ‘Barçagate’, la ‘compliance officer’ Noelia Romero hacia lo propio amparada por el Código Penal. Tras su despido, entregó sus dispositivos a los Mossos.
Todo el mundo sabía en el Barça que el Juzgado nº 13 de Barcelona levantaría el secreto del sumario del Barçagate el próximo 11 de marzo, una vez celebrada la votación a la presidencia del Barça. Algo ha debido de ocurrir que ha hecho que los Mossos empezasen ayer a hacer registros y detenciones preventivas, tras sus minuciosas pesquisas, que acumulan ya varios meses de trabajo, casi un año.
Desde el primer momento, los nombres del presidente Josep María Bartomeu, del CEO Òscar Grau, del jefe jurídico y en nómina del
Barça, Román Gómez Ponti, y de Jaume Masferrer, asesor personal de Barto, pero a sueldo (que jamás perdió) del Barça, aparecieron en las investigaciones de los Mossos tras realizar, en las primeras pesquisas, un forensic, que no es más que un trabajo de investigación interna que se hace en el seno de una compañía para esclarecer determinados asuntos y/o comportamientos a petición de la propia empresa (no fue este el caso del Barça) o de un grupo investigador.
Uno de los procesos del forensic consiste en utilizar determinadas palabras claves que hagan referencia al tema de la investigación y/o los objetivos que se quieren obtener. Esas palabras claves se entrecruzan en los dispositivos informáticos de cuantas personas se considere que hayan podido tener relación con el tema a investigar. Y, desde el primer momento de la investigación de los Mossos, los apellidos de Bartomeu, Grau, Gómez Ponti y Masferrer se dispararon en ese rastreo, lo que no significaba que fuesen culpables de nada, sino que habían sido las personas que más relación habían tenido con esa temática.
Hay quien piensa que si los Mossos han acabado entrando en los domicilios y despachos de esos destacados ejecutivos y empleados del Barça es, fundamentalmente, por tres razones. Una, se estaba agotando el plazo del secreto del sumario; dos, los actuales responsables de la gestión del club cumplían sus últimos días y, tres, existía la posibilidad de que, al tener la sensación de que no habían suministrado toda la información solicitada o contestado a las peticiones requeridas por los Mossos, había el peligro de que destruyesen la información antes de dejar la entidad.
Una de las aportaciones más importantes en la investigación de los Mossos es la relacionada con el trabajo, suspensión de empleo y sueldo y posterior despido (9 de julio) de Noelia Romero, la compliance officer (oficial de cumplimiento) del club. Romero trabajaba con independencia de la junta y era, como todas las
compliance, la encargada de supervisar el cumplimiento normativo de la institución. Según ha podido saber EL PERIÓDICO, mientras Price Waterhouse Cooper (PwC) realizaba la investigación externa o de parte, a requerimiento de Bartomeu y, no solo eso, sino entrevistando solo a las personas designadas por el entonces presidente del Barça, Romero, en cumplimiento de la reforma del Código Penal de 2015 y cumpliendo con su trabajo, realizó una investigación interna, que complementa a la de PwC, aunque ambas se producen de forma paralela e independiente sobre el
Barçagate.
Cuando Romero es despedida, en julio, se pone a disposición de la autoridad judicial y con el objetivo de asegurar la integridad de su información y para que no pudiese ser manipulada por el club, entrega a los Mossos los tres dispositivos corporativos, no los suyos, privados, los del club (portátil, tableta y móvil), donde estaba toda la información del Barçagate y otros temas y, en cualquier caso, después de haber querido declarar voluntariamente en el Juzgado de Instrucción nº 13 como testigo por el caso Barçagate. Es en ese acto donde entrega sus dispositivos.
Es evidente, entre otras razones porque Noelia Romero fue interrogada hace ya varios meses, que a la información facilitada por la compliance se añadió, posteriormente, mucha más, aunque el conocimiento de esta profesional sobre el Barçagate era muy importante. Durante las semanas que sucedieron a su despido, Romero fue elogiada por el sector, que consideraba que había cumplido «estrictamente» con su trabajo. Es más, fuentes del sector vinculado a este tipo de profesionales reconocieron que el despido de la compliance tiene una repercusión muy negativa sobre el Barça.
Las primeras investigaciones ya dispararon los nombres de los cuatro detenidos