Reputación por los suelos
La presunción de inocencia es una figura que todos defendemos pero que a la práctica cuesta ejercer. Pero el reciente caso de Sandro Rosell con la justicia nos invita a la más absoluta prudencia. Y eso haremos, porque lo que nos ocupa ahora es la intensa relación del Barça con la justicia en la última década y el consecuente daño a la reputación del club.
El Barçagate, que nace de una investigación periodística de la SER, supuraba opacidad por todos sus flancos. Será la justicia quien determinará si puede tener o no consecuencias delictivas, pero lo que es indiscutible es que el fraccionamiento de facturas para no pasar por junta directiva o la contratación de una empresa sin ningún tipo de prestigio radicada en Uruguay no invitan a la transparencia. Solo su ideólogo sabe qué pretendía, el resto asistimos a lo que consiguió: el descrédito de una entidad que reparte negocio entre la abogacía de Barcelona.
Muchos frentes
¿Hay algún club que haya provocado más escándalos judiciales que el Barça en los últimos tiempos? Con las posibilidades que nos ofrece el Barçagate, ahora parece una anécdota que el club fuera condenado por fraude fiscal. Y aquello fue el mal menor de un fichaje, el de Neymar, que sigue coleando en los juzgados. Por lo visto hay unos brasileños que se sienten estafados y que no dan su brazo a torcer ocho años después del fichaje. Y no olviden que Setién reclamará su finiquito en los tribunales. Si quiere sentirse avergonzado, el socio tiene donde escoger.
La justicia siempre estuvo presente en el mandato que inició Rosell y continuó Bartomeu, su primera acción fue llevar a Laporta ante el juez. A una semana de las elecciones, resulta casi poético que el presidente entrante tenga una advertencia tan clara para ser absolutamente escrupuloso en su gestión.
Este debería ser uno de sus retos, que la transparencia permita al club alejarse de los juzgados. Y es que últimamente el Barça ha abierto más informativos al lado de un auto judicial que acompañado de trofeos.
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