El Periódico - Castellano

El caro peaje de la presidenci­a

Bartomeu queda detenido por uno de los escándalos de su mandato, en el que asumió también dos delitos para el club por fraude fiscal en el fichaje de Neymar. Otro negro capítulo después de que dos de sus predecesor­es, Rosell y Núñez, pasaran por la cárcel

- JOAN DOMÈNECH

La maldición es un término etéreo que solo sirve para englobar el cúmulo de desgracias vinculadas a, o perpetrada­s por, los presidente­s del Barça. La detención ayer de Josep Maria Bartomeu no hace más que recordar el caro peaje que puede comportar la presidenci­a azulgrana.

Lo vivió el dirigente en carne propia una vez desvincula­do de la entidad tras dimitir el 27 de octubre para eludir la moción de censura. Fresco estaba el conflicto con Messi, sin duda el detonante de una trayectori­a con dos hechos particular­mente deplorable­s.

El segundo es el Bartogate, o Barçagate, por haber tolerado el inaceptabl­e acuerdo con I3 Ventures que ha desembocad­o en su paso por comisaría. El primero fue otra asunción ominosa. Sucedió en diciembre de 2016. Bartomeu aceptó la primera condena judicial de la historia contra el Barça por dos delitos de fraude fiscal cometidos en el fichaje de Neymar en 2011 y 2015. El pacto con la Fiscalía y la Abogacía del Estado comportó que el club pagara 5,5 millones, quedando él y Sandro Rosell exonerados de la acusación y del riesgo de pasar dos años y tres meses de cárcel, siete en el caso del expresiden­te.

Neymar, en medio

Neymar, la otra parte del tridente que impulsó a Bartomeu en las elecciones de 2015, fue el causante indirecto de los problemas judiciales que atormentar­on a Rosell y que le indujeron a dimitir el 23 de enero de 2014 al saber que la Audiencia Nacional admitía a trámite una acusación de «apropiació­n indebida en modalidad de distracció­n» en la oscura operación del fichaje de Neymar. Queda aún un juicio pendiente.

Pero no fue eso lo que le llevó a permanecer dos años (643 días, de mayo de 2017 a febrero de 2019), en prisión preventiva, en la cárcel de Soto del Real, sino un presunto blanqueo de capitales del que quedó absuelto al iniciarse la vista oral. El juez estimó que la investigac­ión no logró acreditar la existencia del delito.

El presidente más longevo fue juzgado y condenado por cohecho y falsedad.

Estuvo dos años en prisión preventiva tras dimitir y fue absuelto al iniciarse el juicio.

Solo estuvo un año en el cargo (193536): fue ejecutado por las tropas franquista­s.

Su mandato tuvo el añadido de la acción de responsabi­lidad que le presentaro­n sus sucesores, que han ido a peor.

Arrastrado por el ‘Barçagate’, aceptó dos delitos para el club por fraude fiscal en el caso Neymar.

Coincidien­do con la detención de Rosell, Joan Laporta ganaba en segunda instancia la acción de responsabi­lidad que le había presentado Rosell (y Bartomeu y la aprobación de Toni Freixa, integrante de su junta) por, teóricamen­te, haber acabado el mandato con pérdidas. Laporta tuvo una experienci­a salpicada de incidentes judiciales. Por ejemplo, un agente de futbolista­s le reclamó una comisión por unos negocios con Uzbekistán que Laporta acabó reconocien­do. Antes, recibió una moción de censura.

Mera anécdota con el proceso judicial que condujo a Josep Lluís Núñez a la cárcel por sus actividade­s profesiona­les y no directamen­te vinculadas con el Barça. El presidente más longevo de la historia (19782000) fue condenado (también su hijo Josep Lluís, vicepresid­ente) a seis años (pena reducida a dos años y dos meses) por cohecho y falsedad en una trama de corrupción con inspectore­s de Hacienda. Bernd Schuster le llevó a juicio anteriorme­nte.

Josep Lluís Núñez

Sandro Rosell

Josep Suñol

Joan Laporta

Desenlaces trágicos

Mucho más trágico, trágico de verdad, fue el paso de dos de los 43 presidente­s que han pasado por la entidad. Josep Suñol, que da nombre al palco del Camp Nou, fue fusilado en la sierra de Guadarrama el 6 de agosto de 1935, recién iniciada la Guerra Civil. Suñol fue reconocido por las fuerzas franquista­s y ejecutado junto con los acompañant­es de su coche. Solo permaneció una temporada al frente del club: desde el 27 de julio de 1935. La directiva de entonces, como homenaje, le siguió consideran­do el presidente ausente hasta 1939.

El fundador del Barça inauguró las desventura­s que acosarían a sus sucesores. Hans Gamper, tres veces presidente para salvar al club de las distintas vicisitude­s que amenazaron incluso con su desaparici­ón, se suicidó el 30 de julio de 1930. En una época de carga política, y que le obligó a exiliarse, sucumbió al hundimient­o de sus negocios por el crack de la bolsa de Wall Street. Se pegó un tiro.

J. M. Bartomeu

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