Los Mossos cierran filas en defensa del modelo policial
Mandos del cuerpo defienden su labor con autocrítica y piden aislarse del «ruido político» «Esta no es una crisis policial», asevera Trapero
Tras dos semanas en medio de dos huracanes, el de los disturbios y el de las negociaciones para formar Govern, los Mossos d’Esquadra se reivindicaron ayer de manera contundente, en pleno debate abierto sobre el modelo de orden público en Catalunya y el compromiso de ERC y la CUP de abordar su revisión en la legislatura en ciernes. Y ha sido una figura tan venerada por unos como incómoda para otros como el mayor de la policía autonómica, Josep Lluís Trapero, el encargado de defender la labor y la profesionalidad de sus agentes durante los altercados por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél.
Trapero reunió a más de 200 mandos del cuerpo, desde jefes de área hasta la cúpula, en un cónclave en el que, según fuentes consultadas por Efe, el ‘conseller’ de Interior, Miquel Sàmper, también intervino para agradecer el «buen trabajo» de los Mossos. El mayor pidió a los agentes que den en todo momento una respuesta «tranquila y profesional» a los altercados y, sin rehuir la autocrítica, les emplazó a rendir cuentas con «transparencia», pero «sin estridencias».
En un mensaje que puede interpretarse como un recado a los partidos que reclaman cambios en el modelo de orden público, Trapero dejó claro, según fuentes citadas por la ACN, que «esta crisis es social, y no policial», por lo que los Mossos no son los responsables de haberla provocado. En declaraciones a Efe, el comisario portavoz de los Mossos, Joan Carles Molinero, subrayó que los agentes desarrollarán su trabajo siempre tratando de aislarse del «ruido mediático y político», que, según algunos intervinientes, intenta desgastar al cuerpo y ponerles en tensión.
Por un debate sereno
«Somos una policía profesional y haremos lo que hemos hecho siempre: un proceso interno de auditoría, de propuestas de mejora y de adaptación a las circunstancias que estamos viviendo, rehuyendo el ruido mediático y político», defendió Molinero. Según explicó, los mandos que intervinieron en la reunión no se han opuesto a mejorar el sistema actual, pero piden que los cambios sean fruto de un debate «reflexivo, tranquilo y sereno» y analizando pros y contras de cada medida.
«No podemos decir que mañana dejamos el foam [los proyectiles de precisión] y pasamos a los tanques de agua o al gas pimienta sin reflexionar. Debemos tener sobre la mesa todos los elementos con objetividad», dijo el portavoz de los Mossos sobre la exigencia de la CUP de prohibir las balas de foam, como la que supuestamente mutiló un ojo a una manifestante en las protestas de Barcelona.
Las críticas de algunos partidos a los Mossos se han ido suavizando a medida que el grado de violencia se iba haciendo mayor en las calles. El Gobierno central reclama una respuesta policial firme a lo que definió como «guerrillas callejeras». La portavoz del Ejecutivo catalán, Meritxell Budó, rebajó un poco la contundencia con la que su formación, Junts, se despachó en un primer momento contra los agentes y pidió un debate «silencioso» sobre el modelo policial, avalando incluso el uso de foam.
Para obligar a todas las fuerzas a posicionarse, el PSC decidió impulsar en todos los ayuntamientos declaraciones de apoyo a los Mossos y comerciantes que han sufrido «actos de vandalismo».
Grupos organizados
Respecto a la investigación de los altercados, los Mossos atribuyen un delito de tentativa de homicidio a los ocho supuestos miembros de un grupo anarquista «organizado», que ya dan por desarticulado, que detuvieron tras los disturbios del pasado sábado en Barcelona, donde quemaron una furgoneta de la Guardia Urbana con un agente dentro.
Los ocho detenidos son cinco hombres y tres mujeres, todos ellos mayores de edad, que ayer pasaron a disposición judicial, en una causa en que la policía catalana también les atribuye los delitos de pertenencia a grupo criminal, desórdenes públicos y daños.
El ‘conseller’ de Interior, Miquel Sàmper, desveló el lunes que de la quincena de detenidos en los incidentes del pasado fin de semana en Barcelona siete eran de un grupo anarquista que actuaba con violencia. Según los Mossos d’Esquadra, al final han sido ocho los detenidos de este grupo, que dan por desarticulado, y que actuaban «conjuntamente» y con un «grado de violencia muy elevado,» dañando entidades bancarias, comercios, mobiliario urbano.
«No podemos decir que mañana dejamos el foam y pasamos a los tanques de agua o al gas pimienta sin reflexionar»
La policía catalana atribuye un intento de homicidio a los ocho anarquistas detenidos el sábado
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