Melancolía por el PP del 96
Casado señala en una charla con Aznar que la reunificación del centroderecha es «más complicada» ahora que en la etapa del expresidente. La tensión entre ambos se palpa en una conferencia en la que el exlíder del partido le aconseja que se marque un camin
No era el mejor día para coincidir. Y presencialmente, además. Nada de verse solo en la pantalla del ordenador. José María Aznar y Pablo Casado participaron ayer en un diálogo organizado por el Instituto Atlántico del Gobierno y estuvieron más de dos horas sentados a dos metros uno del otro. El expresidente dirige el Aula de Liderazgo de esa entidad y pensó que era una buena idea invitar al actual líder del PP justo cuando hoy se celebran los 25 años de la victoria del partido en las elecciones generales de 1996. Pero esa invitación se cursó hace unas tres semanas. Y, en estos tiempos políticamente acelerados, Casado ha dado en estos 21 días algunos pasos que han molestado a Aznar, como se pudo comprobar por la tensión que se respiraba entre ambos. Ni un gesto de cariño del padrino al ahijado. Aznar está enfadado y quería que se notara.
En apenas tres semanas, el líder del PP ha escenificado su ruptura con Mariano Rajoy, al renegar de las decisiones de cargar contra los votantes en el referéndum del 1-O, y también ha anunciado que el partido abandonará la sede de Génova, en Madrid, su manera de marcar distancias con un «pasado» mucho más amplio en el que, indefectiblemente, Aznar está incluido. Y pese a esos dos recientes episodios, Casado reivindicó ayer el legado de ambos exlíderes.
Dos diferencias y un deseo
En la conversación, se pudo comprobar cómo el PP actual añora la coyuntura de 1996. Casado se atrevió a señalar dos diferencias y pedir un deseo. Llegó a decir que, en aquella época, el bipartidismo estaba asentado y «prácticamente era cuestión de cuándo le tocaba a la otra parte». Una frase que es probable que no gustara a su antecesor. Y, segundo, Aznar logró reunificar todo lo que estaba a la izquierda y a la derecha de Alianza Popular, porque esas formaciones no eran «grandes partidos» como Vox y Cs. «Eso hace que la reunificación sea más complicada», advirtió. El deseo fue una petición que ya enunció tras la debacle en Catalunya. Rajoy y Aznar estuvieron siete años de jefes de la oposición, hasta que ganaron unas generales. Él también quiere ese margen.
Al final del acto, pidieron al expresidente que le diera un consejo a Casado: «Hay que marcar el camino, definir la estrategia y hay que tomar las decisiones». Parecería una recomendación simple, pero para el líder del PP, con la presión de un Vox en racha, no lo es.
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