¿Eres familia de Julia Otero?
Durante muchos años de mi infancia y adolescencia, cada vez que decía mi nombre, debía responder a una pregunta: ¿eres familia de Julia Otero? Me lo preguntaba el practicante enarbolando la jeringuilla, me lo preguntaba el joven monitor de los campamentos, me lo preguntaba la señora de la parada del Mercat de Sant Antoni antes de ofrecerme buñuelos de consolación. De consolación porque, aunque la callada respuesta en mi cabeza era «ojalá», lo que salía de mis labios era: «No».
No era extraño. En 1988, una jovencísima Otero aparecía cada mediodía en la pantalla en el 3x4 a lo que yo, ya repelente entonces, contestaba gritándole a la tele: «¡12!», como intentando ganarme el respeto de esa presentadora tan lista. Como con Bowie dos décadas antes, de repente, las calles se llenaron de chicas con su peinado.
Pero Otero no era su peinado, claro. Era una imagen moderna al servicio de una periodista moderna en su ideología, gestos y lenguaje, capaz de saber la raíz etimológica de una palabra, la ejecutiva de un Gobierno o la anécdota compartida con Gustavo Bueno o Milli Vanilli. No querría jugar al Trivial contra ella, vaya.
A Otero se la empezó a mirar por el peinado y se la admiró desde entonces, y hasta ahora, por su cabeza. Recuerdo aquella primera cita preadolescente, labios cuarteados por las pipas en el portal, cuando la chavala del colegio vecino me lo preguntó: «¿Entonces eres familia de Julia Otero?». Y yo contesté: «Sí. Aunque sería mejor decir que ella es familia mía».
Desde hace unos años trabajo en la radio para Julia Otero, rodeado de un montón de nuevos amigos de enorme talento. La pregunta «¿eres familia de Julia Otero?» podría tener ahora más gracia. Incluso ella bromea con el asunto en antena y me encanta que lo haga. Porque aunque solo trabajo en su programa una hora a la semana, hay familias unidas que solo pasan juntos la comida de los domingos, a la que se va con ganas, vino y postre. La próxima vez que nos veamos, el próximo viernes de Julia en la onda que compartamos, que será pronto, prometo llevar Albariño y tortell de nata.
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