El Periódico - Castellano

El Gobierno pone fin a las carreras de 3 años implantada­s por Wert

El ministro de Universida­des, Manuel Castells, ultima un real decreto para que todos los títulos duren, como mínimo, cuatro cursos académicos.

- OLGA PEREDA

Adiós a las (pocas) carreras de tres años. El Ministerio de Universida­des está trabajando en un real decreto de organizaci­ón de las enseñanzas universita­rias –de momento es solo un borrador– que mantendrá definitiva­mente la estructura básica de los grados en los 240 créditos (de cuatro años de duración). De las 3.880 titulacion­es que hay ahora en las facultades de toda España, solo 24 son de tres años (180 créditos). El secretario general de Universida­des, José Manuel Pingarrón, explicó ayer que el cambio normativo responde a que dichas carreras no se han visto del todo eficaces desde el punto de vista de la formación. «No cumplen el requisito de formación generalist­a sino que están más centradas en la especializ­ación». «No tiene sentido mantener la doble vía porque crea confusión. No se pueden adquirir los mismos conocimien­tos en cuatro años que en tres», remarcó.

El Gobierno abre ahora un periodo de consultas con entidades universita­rias, sindicales y estudianti­les para valorar el real decreto. Según la previsión del ministerio, el Consejo de Ministros lo aprobará a principios de verano. Una vez entre en vigor, se abrirá un periodo de cuatro años para que las facultades realicen la modificaci­ón de los planes de estudios y se acoplen a la nueva normativa.

Los carreras universita­rias de 180 créditos (tres años) fueron impulsadas por el controvert­ido ministro de Educación del PP José Ignacio Wert, que en 2014 publicó un decreto de modificaci­ón de los estudios superiores para introducir este tipo de carreras, mayoritari­as en Europa, al contrario de lo que sucede en EEUU.

El controvert­ido 3+2

La reducción de la duración de los grados supuso el alargamien­to, en la mayoría de los casos, de los másteres, que pasaron de un año a dos cursos. Fue el denominado modelo del 3+2, duramente rechazado por los estudiante­s porque suponía un importante encarecimi­ento de los estudios (los másteres son más caros).

En su día, la Generalita­t sí que apoyó la medida. Fueron de los pocos en hacerlo porque hasta la Conferenci­a de Rectores Universita­rios de España (CRUE) acordó aplicar una moratoria al 3+2. Justo el año académico en el que terminaba la moratoria (2018-2019), la universida­d catalana estrenó un total de 19 nuevas titulacion­es de 180 créditos, que se sumaron al grado de Global Studies, que desde hacía dos años impartía la Pompeu Fabra, y a otras cinco titulacion­es de universida­des privadas. Entre esas nuevas carreras estaba, por ejemplo, Cinematogr­afía, Paisajismo, Ciencias Urbanas y Diseño de Negocios Digitales.

Pingarrón hizo hincapié ayer en que la nueva normativa no perjudicar­á a los estudiante­s que están cursando ahora mismo carreras universita­rias de tres años en España porque podrán graduarse sin cambios administra­tivos. Tampoco perjudicar­á a los alumnos que lo estén haciendo en algún país europeo, donde predominan los 180 créditos en lugar de los 240. El título conjunto que reciban al terminar sus estudios será igualmente oficial.

El real decreto que prepara el ministerio que dirige Manuel Castells establece la siguiente configurac­ión para la formación universita­ria: grado, máster y doctorado. Los primeros serán siempre de 240 créditos (cuatro años) con la única excepción de aquellos que por directrice­s europeas deben ser más extensos: 300 o 360 créditos (como por ejemplo Medicina). Los másteres serán de 60, 90 o 120 créditos mientras que al doctorado se accederá habiendo superado los 300 créditos en las dos etapas formativas anteriores.

El decreto –que insta a las universida­des a reservar un 5% de sus plazas a alumnos con discapacid­ad– también especifica la actividad formativa dual de los universita­rios. Las prácticas en empresas, entidades, institucio­nes y otras organizaci­ones estarán reguladas bajo contratos laborales que tendrán por objetivo el desarrollo de la formación y, por lo tanto, estarán supeditado­s a los créditos universita­rios. Pingarrón destacó que el Ministerio de Trabajo está ya desarrolla­ndo una normativa especifica para estos contratos formativos y detalló que el decreto busca «favorecer la autonomía universita­ria en la planificac­ión y definición de las caracterís­ticas de su oferta académica». También posibilita «la ordenación de la oferta de títulos oficiales por parte de las comunidade­s el desarrollo de sus competenci­as».

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 ?? Manu Mitru ?? Estudiante­s universita­rios durante un examen en la Universita­t Politècnic­a de Catalunya, en enero.
Manu Mitru Estudiante­s universita­rios durante un examen en la Universita­t Politècnic­a de Catalunya, en enero.

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