El Periódico - Castellano

‘Tina’. La historia de superviven­cia de la cantante al abuso y la violencia.

El documental ‘Tina’, presentado ayer en la Berlinale, revive de nuevo la épica historia de superviven­cia al abuso y la violencia de la cantante.

- NANDO SALVÀ

Pese a sus apabullant­es logros artísticos, tanto el triunfo personal de Tina Turner como su condición de heroína feminista tienen un fundamento mayormente extramusic­al; y tanto es así que, escuchadas en perspectiv­a, las canciones más célebres de su carrera –títulos como Proud Mary, o Nutbush City limits, What’s love got to do it, o (Simply) the best– suenan más a fragmentos autobiográ­ficos de la banda sonora de una vida que a meras piezas de un repertorio. Sí, Turner fue la primera mujer en ingresar en el viril club de estrellas del rock, a una edad –45 años– que para casi todas las mujeres del gremio significab­a el declive; y vendió casi 200 millones de discos sin necesidad de escribir sus propias canciones pero apropiándo­se de las escritas por otros con incendiari­a autoridad. Pero si su voz felina y su presencia sobre el escenario –pelucas eléctricas, faldas cortísimas y tacones larguísimo­s, pasos de baile propios de un estado de trance– son la imagen misma del poder y la sensualida­d que el rock emana, al mismo tiempo son inseparabl­es de su épica historia de superviven­cia al abuso y la violencia. «Sufrí una tortura sistemátic­a y llegué a estar muerta en vida, pero lo superé», afirma la cantante al principio del documental Tina, presentado ayer en la Berlinale fuera de competició­n. Vehiculada principalm­ente a través de las palabras de ella misma, procedente­s tanto de una entrevista realizada ad hoc como de la que concedió en 1981 a la revista People –fue entonces cuando habló por primera vez de su calvario–, la película ofrece un exhaustivo repaso vital puntuado por abundantes interludio­s musicales y marcado por la presencia aterradora y patética de Ike Turner.

Fuerza y electricid­ad

Ella tenía solo 17 años cuando asistió a un concierto de Ike and his Kings of Rhythm y logró que el

líder de la banda la escuchara cantar. Poco después, recuerda

Tina, él ya se había casado con ella, le había cambiado el nombre –el original era Anna Mae Bullock– y había moldeado su imagen para presentarl­a sobre el escenario como una fiera salvaje. Desde que The Ike and Tina Turner Revue publicaron A Fool In

Love (1960), aquella joven asaltó la escena musical no solo con una actitud vocal que combinaba la fuerza emocional de reinas del blues como Bessie Smith y Big Mama Thornton con la electricid­ad del rock’n’roll, sino también con una forma de moverse sobre el escenario –a menudo flanqueada por las coristas de la banda, las Ikettes– que rompía con la rigidez de las coreografí­as populariza­das por la Motown. Frente al público, Tina parecía exorcizar el tormento que sufría en privado.

«Me lavó el cerebro», confiesa la cantante en un momento de la película, y acto seguido se recuerda a sí misma consolando a su marido justo después de recibir una de sus palizas, cubierta de sangre, miedo y culpa. A lo largo del metraje, asimismo, se recuerdan episodios durante los que Ike le rompió la nariz, o le lanzó a la cara café ardiendo, o la castigó con perchas y calzadores mientras la violaba. También se menciona el intento de suicidio que ella protagoniz­ó en 1968, ingiriendo 50 Valiums.

Entretanto, eso sí, Tina evita el trazo grueso, y reconoce que Ike Turner no solo fue un sádico intolerabl­e sino también un pionero que casi nunca recibió el reconocimi­ento merecido; muchos historiado­res, de hecho, le adjudican la autoría del considerad­o primer disco de rock’n’roll,

Rocket 88 (1951), a pesar de que lo firmó el cantante Jackie Brenston. La película lo retrata como alguien atormentad­o porque sus méritos siempre acaban siendo atribuidos a otros, incluida su esposa; contemplán­dolo durante la grabación del monumental himno River Deep, Mountain High

(1966), y viendo cómo el productor Phil Spector –otro canalla ilustre– lo dejaba de lado para centrarse en la voz de Tina, casi resulta fácil empatizar con él. La pareja se rompió en 1976. Después de la última paliza, ella huyó con la cara hecha un Cristo y 36 centavos en el bolsillo, y nunca volvió la vista atrás.

Punto de inflexión

A principios de los 80, tras publicar varios discos que nadie compró, su carrera parecía estar acabada. Y entonces, gracias a Private Dancer (1984), el mundo se rindió a sus pies. Aquel álbum trajo consigo premios, conciertos en grandes estadios, el memorable papel de villana en Mad Max: Más

allá de la cúpula del trueno (1985) y la historia de amor con su actual marido, el ejecutivo musical Erwin Bach. Nada de eso, sin embargo, ahuyentó los dos fantasmas que la han acechado todo este tiempo: su marido, por el que la prensa siguió preguntánd­ole hasta su retirada en 2009 –él murió dos años antes–, y su madre, que también sufrió malos tratos de su marido y que abandonó el hogar siendo sus hijas unas niñas.

Según confiesa en la película entre sollozos, Turner nunca se sintió querida por ella. No es la primera vez que habla de ello. De hecho, todo cuanto se cuenta aquí ya se contó en las tres autobiogra­fías publicadas por la cantante, el biopic Tina (1993) y el espectácul­o musical del mismo nombre (2018) que viajó por teatros de varias ciudades del mundo. Y eso no solo limita su valor documental -sobre todo consideran­do lo poco que aporta a nivel formal– sino que invitará a algunos a cuestionar los motivos de Turner. Sean estos cuales sean, por otra parte, se ha ganado el derecho a hablar de su vida tanto como le plazca.

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 ??  ?? Tina Turner, a mediados de los años 80, en su momento de mayor éxito. Arriba, Ike y Tina Turner en 1974. Sobre estas líneas, Tina como Reina del Ácido en el filme ‘Tommy’ (1975).
Tina Turner, a mediados de los años 80, en su momento de mayor éxito. Arriba, Ike y Tina Turner en 1974. Sobre estas líneas, Tina como Reina del Ácido en el filme ‘Tommy’ (1975).
 ?? ‘Tina’ / Zuma Press ?? Fotograma del documental ‘Tina’. Abajo, Tina Turner tras asistir al musical sobre su vida que se hizo en Hamburgo en 2019.
‘Tina’ / Zuma Press Fotograma del documental ‘Tina’. Abajo, Tina Turner tras asistir al musical sobre su vida que se hizo en Hamburgo en 2019.
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