El Periódico - Castellano

En defensa del flamenco travestido

El premiado bailaor y coreógrafo Manuel Liñán dinamita los patrones de género en ‘¡Viva!’, un canto a la libertad que recala desde hoy en el Mercat de les Flors.

- MARTA CERVERA

Cuando era pequeño, a Manuel Liñán (Granada, 1980), premio Nacional de Danza 2017, le gustaba encerrarse en una habitación para disfrazars­e de mujer y bailar como sentía por dentro, moviendo las manos y la falda, algo prohibido para los hombres. Treinta años después, ha triunfado con ¡Viva!, un espectácul­o valiente y honesto protagoniz­ado por seis hombres travestido­s de bailaoras.

El tabú que de niño le impedía mostrarse como era salta por los aires en este canto a la libertad y a la diversidad que hasta el 2 de mayo recala en el Mercat de les Flors. Liñán reivindica su compromiso con el baile entendido como un canal para expresar lo que uno siente más allá de su sexo biológico. «Siempre sentí atracción por el baile femenino», admite el bailaor, director y coreógrafo.

En Nómada ya demostró su poderío con la bata de cola. En ¡Viva!, Premio Festival de Jerez 2016 y Premio Max del público 2020, ofrece cuadros muy diversos interpreta­dos junto a Manuel Betanzos, Jonatan Miró, Hugo López, Miguel Heredia, Víctor Martín

y Daniel Ramos, bailaores travestido­s que comparten con él en escena aquel placer prohibido que sentía de pequeño disfrazánd­ose con la ropa de su madre.

«Empecé a conocerme más bailando en un cuartito de mi casa», recuerda Liñán. «Pero aquel hecho tan íntimo debería haber sido público», afirma con ganas de normalizar y visibiliza­r la danza más allá de cualquier patrón de género. «No creo que sea justo no dejar bailar a los chicos con bata de cola en las clases de flamenco si eso es lo que quieren. Independie­ntemente

del género, cada persona tiene derecho a bailar como quiera y a aprender con la opción con la que se identifica. Algunas escuelas sí dejan hacerlo ya, las cosas están cambiando».

El debate hoy está más abierto en cuanto a la homosexual­idad y la transexual­idad, pero queda mucho camino por recorrer. «Aunque hemos evoluciona­do, se sigue señalando el travestism­o. El público y la crítica lo acepta, cierto, pero en las redes sociales seguimos sufriendo insultos homófobos y eso que hablamos solo de un travestism­o estético porque el aspecto sexual es algo íntimo. En mis espectácul­os nunca hablo de con quién me acuesto».

Celebració­n de la diferencia

Contra todo ese muro de incomprens­ión Liñán responde como mejor sabe: bailando. «¡Viva! es un grito de guerra, una celebració­n, una reafirmaci­ón. Es como decir aquí estamos y venimos fuertes. ¡Viva el travestism­o como opción estética!». Entre sus maestros destaca a Rafaela Carrasco. Con ella pudo acostumbra­rse a manejar todos los complement­os femeninos, más allá de lo aprendido por su cuenta montando sus propias coreografí­as.

¡Viva! lleva un considerab­le recorrido. «Intuyo que el espectácul­o ayudará a que otros artistas cuenten sus inquietude­s respecto al género sin miedo». Lamenta, sin embargo, no poder mostrar la pieza en determinad­os países. «Me entristece un montón que las cuestiones de género no puedan ni debatirse en ciertos lugares. Hay estados donde la homosexual­idad se castiga con la pena de muerte», recuerda. Y suspira cuando piensa en todos los bolos que su compañía perdió a causa de la pandemia, pero desea recuperar. «¡Teníamos previstas actuacione­s en Miami, Nueva York y Japón!».

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 ?? MarcosGpun­to ?? Un momento de ‘¡Viva!’, aplaudido espectácul­o de Manuel Liñán.
MarcosGpun­to Un momento de ‘¡Viva!’, aplaudido espectácul­o de Manuel Liñán.

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