Las reformas pendientes del mercado laboral
El segundo semestre del año llega con una agenda laboral cargada de negociaciones, con la herencia del PP por derogar, el nuevo sistema de ertes por diseñar y la consolidación de nuevas leyes como la del teletrabajo.
El coronavirus ha sacudido el mercado laboral. Su emergencia ha provocado que el Gobierno haya pospuesto algunos de los temas que tenía sobre la mesa, mientras se ha visto obligado a introducir o acelerar otros asuntos. La agenda del Ejecutivo viene cargada y en el segundo semestre de este año el ritmo de las negociaciones con los agentes sociales será intenso. También de manera bilateral, entre los sindicatos y la patronal, por cuestiones como el teletrabajo o los salarios.
CONTRARREFORMA LABORAL
La derogación de la reforma laboral es el late motiv de las manifestaciones del Primero de Mayo desde que el PP la aprobó en 2012. Los sindicatos aguardaron su oportunidad mientras Mariano Rajoy estaba en el Gobierno y desde que Pedro Sánchez es presidente le vienen reclamando que cumpla esa promesa electoral. Será presumiblemente este año, a lo que el Gobierno se ha comprometido ante Bruselas, cuando esa derogación tiene visos de materializarse. Parcialmente.
Uno de los temas encima de la mesa es la reforma de las condiciones de la subcontratación, centrada esta en blindar que los empleados de una firma externalizada no puedan cobrar por debajo de lo que marca el convenio sectorial. Otra cuestión que la vicepresidenta tercera le ha prometido a la Unión Europea (UE) es la reforma de la ultraactividad, aunque todavía no está claro si esta será ampliada o volverá a ser indefinida. Y la limitación de la capacidad unilateral de las empresas para recortar salarios o modificar condiciones laborales es la tercera pata de ese taburete legislativo.
Pese a la oposición patronal, la ministra Yolanda Díaz ha prometido que estas reformas habrán pasado por el BOE antes de fin de año. Otras herencias del PP, como la pérdida de la autorización administrativa para los eres o el mantenimiento de los salarios de tramitación, no están en esa agenda de derogación.
PENSIONES
La otra derogación que reclaman desde hace años los sindicatos al Gobierno es la de las pensiones de 2013. Y con el Gobierno tienen más claro lo que quieren suprimir que la fórmula que debe sustituirla. Es el caso del factor de sostenibilidad, que liga la revisión de las pensiones a la esperanza de vida de los jubilados. El Ejecutivo ha prometido suprimirlo, pero su recambio no está claro y las centrales recelan de las intenciones del ministro José Luis Escrivá. Los mecanismos para penalizar la jubilación anticipada también pueden provocar choques entre las partes.
NUEVOS ERTES
Si la crisis del covid no se ha llevado más empleos por delante (consumió 850.000 en su primer mes) fue gracias a las ayudas públicas para que las empresas fueran al erte y no despidieran. Hasta 3,5 millones de trabajadores llegaron a estar cubiertos por este mecanismo, que ha supuesto un coste acumulado para el erario público sin precedentes.
Trabajo se ha comprometido ante Bruselas, tal como recoge el Plan de Recuperación, a prorrogar de manera transitoria las ayudas hasta final de año. Hasta ahora el formato ha sido trimestral, así que quedarían dos prórrogas más. Y, a partir de 2022, su intención es pactar con sindicatos y patronal un modelo permanente. Ha trasladado que la cobertura de las ayudas podría llegar de un fondo con aportaciones tripartitas y que estaría vinculado a obligaciones de formación para los trabajadores suspendidos.
TELETRABAJO
Prórrogas de los ertes aparte, una de las primeras normas que el Ministerio de Trabajo aprobó tras el estallido de la pandemia fue la nueva ley del teletrabajo. Esta salió publicada en el BOE en octubre del año pasado. No obstante, el texto recogía un paraguas general para luego dar cobertura a los acuerdos que se fueran pactando empresa por empresa y sector por sector.
La negociación colectiva entre sindicatos y patronal tiene aquí una asignatura pendiente, pues hasta ahora han sido muy pocos los convenios que han trascendido y que incluyen cláusulas de teletrabajo. La banca o los grandes almacenes están entre las pocas excepciones.
Su contenido no es menor, pues en los convenios se pactan, entre otros, los pagos compensatorios para los trabajadores que desempeñen su empleo a distancia o el material mínimo que estos pueden reclamarle a la empresa.
SALARIOS
Otra de las asignaturas pendientes que tiene la negociación bilateral entre empresarios y trabajadores es renovar los acuerdos sobre incrementos salariales. El último AENC, un convenio de convenios que fija las horquillas recomendadas, venció en 2020. Este sugería subidas de entre el 2% y el 3%, en función de objetivos a pactar y con posibilidad de revisión según el IPC. Las partes tienen pendiente abordar uno nuevo, aunque de momento la patronal no tiene prisa y los sindicatos no se han movido para apremiarla.