Una fiesta por el final de una plaga
El Lag Baomer, que se remonta al siglo II, se vive con alegría. Los fieles hacen excursiones y disfrutan con juegos tradicionales.
Celebrado al atardecer del día 33 según el conteo judío de Omer, el Lag Baomer conmemora la muerte del rabino Shimon BarYochai, un talmudista (estudioso del libro sagrado del judaísmo) del siglo II, y el fin de una letal plaga lanzada por Dios, de la que Bar-Yochai fue uno de sus escasos supervivientes.
Conocido popularmente como Rashbi, este rabino fue el primero en enseñar de forma pública la dimensión espiritual de la Torá, la conocida como Cábala. Alrededor de esta figura se ensalza la rama mística del judaísmo. A Rashbi también se le atribuye una de las obras centrales de esta corriente, el Zohar. Su legado reúne a cientos de miles de judíos en el monte Merón, el pico más alto de Israel, donde se cree que está enterrado.
Esta joranda se celebra también como el día del amor y respeto al prójimo para la comunidad judía.
La mayoría de sus fieles son judíos ultraortodoxos. Muchos llevan a sus hijos varones cuando cumplen tres años para cortarles por primera vez el pelo frente a la tumba del rabino en el Lag Baomer. Dulces, canciones, juegos tradicionales y excursiones dominan la celebración. Antes de morir, Rashbi pidió a sus seguidores que el día de su fallecimiento fuese celebrado como un día de alegría. Y así se hace. El júbilo puebla esta fiesta que empieza al atardecer para no terminar hasta la siguiente caída del sol. Decenas de hogueras toman el monte Merón para imitar la luz espiritual que se puede encontrar dentro de las enseñanzas místicas.