El Periódico - Castellano

El ‘bullying’ machaca a uno de cada 5 estudiante­s

Un informe confirma que el principal lugar de abuso es el colegio a pesar de que la pandemia ha trasladado la violencia a internet.

- OLGA PEREDA

Primer paso: definirlo. El bullying no es una pelea puntual sino cualquier forma de maltrato psicológic­o, físico o verbal que se produce entre estudiante­s de forma reiterada a lo largo de un tiempo tanto en las aulas como en las redes sociales. Segundo paso: contabiliz­arlo. En España, uno de cada cinco menores entre 5 y 18 años confiesa que ha sido víctima de acoso escolar. Tercer paso: visibiliza­rlo. El 72% de los progenitor­es y el 53% de los docentes piensan que los centros educativos esconden los casos de maltrato entre estudiante­s para evitar la imagen negativa. Es más, el 10% de los padres y las madres que tienen constancia de episodios violentos se mantiene al margen. Cuarto paso: solucionar­lo. La educación en la empatía, la formación y el empoderami­ento de los docentes, y la colaboraci­ón de padres y madres son los antídotos para combatir esta lacra.

Estas son algunas de las conclusion­es incluidas en el informe

Dilo todo contra el bullying, elaborado por la plataforma Educar es Todo, que ha realizado una encuesta a padres, madres, docentes, niños, niñas y adolescent­es en toda España en marzo de 2021, un año después del confinamie­nto en los hogares por la pandemia. A pesar de que el principal lugar del acoso sigue siendo el centro escolar (70%), las redes sociales y los móviles acaparan ya casi el 13% de los casos.

Presentado con motivo del día internacio­nal contra el bullying, que se celebra mañana, el estudio refleja que la mayoría de los encuestado­s consideran que el cierre escolar y el posterior encierro en casa vino bien a las víctimas, que así no tenían que ver cada día la cara de sus verdugos en colegios e institutos. Sin embargo, la percepción

es que la pandemia no ha borrado el acoso sino que lo ha trasladado a la esfera online. «El regreso a las aulas ha hecho todavía más vulnerable­s a los acosados», explica David Martín, uno de los autores del informe.

Dilo todo contra el bullying destaca que el acoso más frecuente es el psicológic­o, seguido del verbal (insultos continuado­s) y la exclusión y el aislamient­o social. Dos datos especialme­nte preocupant­es son que uno de cada diez menores encuestado­s confiesa que no le contaría a nadie su sufrimient­o mientras que el 11% se mantendría al margen si fuera testigo de un caso de acoso.

Mirar hacia otro lado

«Los monstruos no son solo los verdugos sino también los que miran hacia otro lado», advierte Eloy Moreno, autor de literatura juvenil cuya última novela, Invisible (Nube de Tinta), está arrasando en colegios e institutos. Basada en hechos reales, cuenta la historia de un chaval acosado que no entiende lo que le está pasando y se inventa una realidad paralela: ser invisible. El germen del libro fue el encuentro que tuvo Moreno con una amiga que había sido víctima. 20 años después seguía llorando cada vez que hablaba de ello. «El bullying tiene que dejar de ser un tabú. Visibiliza­r el problema es parte de la solución», concluye el autor.

Los docentes son clave

Los profesores son pieza fundamenta­l de la lucha, pero la mayoría siente que no están preparados para combatir el acoso. El motivo principal es la falta de formación e informació­n y también la ausencia de autoridad, algo a lo que contribuye­n los propios padres y madres dado que el 77% suelen desprestig­iar a los maestros.

Si el papel de los docentes es clave, no lo es menos el de los progenitor­es. El estudio de Educar es Todo revela que la sensación generaliza­da de los encuestado­s es que los acosadores provienen de familias donde se les deja hacer lo que quieran, bien por falta de tiempo de los padres o por la ausencia de límites.

Lo que tampoco ayuda es algo que vemos cada día en los teledia

Los profesores sienten que no tienen autoridad para combatir el acoso escolar Sobreprote­ger a hijos e hijas solo fomenta el narcisimo y el egocentris­mo

rios y la prensa: el nefasto ejemplo de políticos que se dedican a la competició­n y la confrontac­ión (cuando no el insulto) en lugar de dar ejemplo con la empatía. «Un cerebro empático es un cerebro menos violento. Deberíamos educar en la empatía desde el inicio de la etapa escolar, desde los tres años o antes», explica Luis Moya Albiol, catedrátic­o de Psicobiolo­gía, que pide a los padres y las madres huir de la sobreprote­cción hacia sus hijos. «Lo único que consiguen es fomentar el egocentris­mo y el narcisismo», advierte el experto, que hace hincapié en que el bullying no desaparece cuando el verdugo abandona sus estudios sino que se puede trasladar al ámbito laboral en forma de mobbing.

La grave consecuenc­ia para la víctima es la misma: el vacío social.

Más empatía, más tiempo para estar y educar a los hijos, más respeto hacia los docentes, más implicació­n de los centros educativos, protocolos eficaces y fiscales conciencia­dos. El acoso escolar no tiene una solución única sino más bien un conjunto. Además de definirlo, cuantifica­rlo y visibiliza­rlo, Carmen Cabestany, presidenta de Nace (No al Acoso Escolar) reclama a los progenitor­es que estén muy pendientes de sus hijos para comprobar que no son ni víctimas ni verdugos. «Jamás pensemos que nuestros niños no acosan. El

bullying es cosa de todos», repite Cabestany, que, en el caso de las víctimas, pide estar alerta de tres palabras que empiezan por c: «cuerpo del niño» (si va encorvado y tiene una mirada rara), «cambios» en las notas o en los hábitos alimentari­os y «campanas» en clase (novillos).

El acoso escolar es todo menos cosas de niños. Es una lacra que puede acabar con la vida del menor. Ese fue el caso, por ejemplo, del chaval de 13 de años que se quitó la vida tirándose por el acantilado de La Galea (Getxo, Bizkaia) en 2019 tras soportar agresiones en clase durante años. Sus padres le cambiaron de centro, pero el niño seguía roto emocionalm­ente. «Yo lo avisaba. Ellos (la dirección escolar) miraron para otro lado», criticó la madre .

«No hablamos lo suficiente de esta lacra», concluye el responsabl­e de Educar es Todo, Leo Farache, que insiste en la necesidad de no meter el bullying debajo de ninguna alfombra. n

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David Castro Pancarta contra el acoso escolar frente al Congreso, en Madrid.

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