Del récord al bajón
¿Cómo se explica un cambio tan radical en un equipo que era una máquina de vencer en Italia? En primer lugar, nada es eterno. La racha juventina empezó en la temporada 2011-12, precisamente con Antonio Conte en el banquillo, el hombre que llevará al Inter a su primer scudetto desde 2010. Los negroazules no han sufrido el desgaste europeo, ya que acabaron últimos en la fase de grupos de la Champions el pasado diciembre y ni siquiera pasaron a disputar la Europa League.
Con el discutido Maurizio Sarri en el banquillo, la Juve cantó el noveno alirón consecutivo el pasado julio, un récord en las grandes Ligas europeas que igualará ahora el Bayern. La cúpula, sin embargo, buscó un cambio de imagen y apostó por Pirlo en un movimiento similar al que hicieron el Barça con Guardiola o el Madrid con Zidane. Los resultados no han sido los mismos. Si con Sarri o Allegri (ya se especula con su regreso) la Juventus reinó en Italia pero no triunfó en Europa, con el excentrocampista ha naufragado en ambos contextos. La vecchia signora no protagonizaba una Liga tan mala desde 2011, cuando acabó séptima.
La culpa, sin embargo, no debe recaer solo en Pirlo. Algunos apuntaba el Corriere della Sera. Según la prensa italiana, el astro llevó su rabia al vestuario, donde se desahogó dando puñetazos y se marchó sin hablar con nadie.
La prematura eliminación europea ante el Oporto (la tercera consecutiva con Cristiano en el banquillo) supuso un duro golpe para el luso, que acaba contrato en 2022. Si la Juve no se clasifica para la Champions no podría asumir su ficha, que supera los 30 millones netos. CR7 podría emigrar al PSG o acabar su carrera en su querido Manchester United. El superagente Jorge Mendes le buscará la mejor solución.
Las múltiples lesiones de los centrales, Cuadrado, Dybala… y la irregularidad de Morata, que solo lleva nueve tantos en la Serie A, tampoco han ayudado, sin olvidar nefastos fichajes como el exazulgrana Arthur, que no ha aportado nada. Buffon, por cierto, continúa en la plantilla a sus 43 años. La incertidumbre rodea a una Juventus desconocida con dos objetivos en mayo: acabar al menos entre los cuatro primeros para disputar la próxima Champions y ganar la final de Copa del día 19 contra el Atalanta. Si los consigue podría maquillar una campaña decepcionante.
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